Las autoridades impidieron la entrada de miles de fans a un concierto el sábado 19 de noviembre por la noche en la víspera del Mundial de fútbol, en una muestra de las dificultades que enfrenta Doha al tratar de manejar las multitudes en el torneo más compacto que haya realizado la FIFA en su historia.
Los fanáticos, aunque decepcionados, reaccionaron con tranquilidad. Ya fuera del lugar, policías, guardias de seguridad y otros funcionarios alejaron a la gente con dedos gigantes de espuma, bocinas y bastones iluminados de control del tráfico.
Pero el concierto se realizó antes que llegara el contingente total de aficionados, estimado en 1.2 millones, a esta nación en la península arábiga.
Y dado que el consumo de cerveza estará prohibido en los estadios, las Fan Zones sede del concierto serán las únicas donde se expenderá la bebida, que fijnalmente atraería a mucha más gente.
“Sabemos que a la policía aquí hay que obedecerla”, dijo un camionero de Mumbai que se negó a dar su nombre por temor a las represalias. Él y sus amigos habían aprovechado uno de sus escasos días libres para caminar seis kilómetros (kilómetros (3,7 millas) del puerto de Hamad a la Fan Zone donde les impidieron la entrada.
AP