El exgrandeliga dominicano David Ortiz ‘Big Papi’ desde el domingo 24 de julio está en Salón de la Fama de Cooperstown.
Prometió que iba a hablar con el corazón, y cumplió. Con su radiante sonrisa y desborbado por la emoción, el extoletero de los Medias Rojas de Boston fue exaltado en una ceremonia en la que su hija Alexandra cantó el himno de Estados Unidos.
“No hay nada que se compare a esto”, expresó Ortiz, el cuarto pelotero dominicano con una placa en el Museo de las Leyendas del béisbol de las Grandes Ligas.
Cuando subió a la tarima para su discurso en una soleada tarde, apuntó hacia el cielo, el mismo gesto para sus momentos especiales para rendir tributo a su extinta madre que falleció hace dos décadas en un accidente automovilístico.
“Quiero agradecer a Dios por darme la oportunidad de estar aquí y por darme la alegría de haber transitado este camino, este que me permitió estar aquí hoy y que ojalá sea inspiración para que todos pueden creer en sí mismos», indicó Ortiz.
Cubriéndose con parasoles y agitando banderas dominicanas, legiones de fanáticos se congregaron en un campo adyacente al Clark Sports Center. El número 34 de Ortiz parecía estar en cada rincón.
Ortiz entró a Cooperstown tres años después de resultar herido gravemente en una balacera en un club nocturno en República Dominicana. Los doctores le extirparon la vesícula y parte de los intestinos.
Sigue los pasos de Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero, los otros compatriotas suyos en el Salón de la Fama. A sus 46 años fue apenas el 58vo pelotero seleccionado en su primer año de elegibilidad.
También el domingo 24, Tony Oliva y Minnie Miñoso, éste póstumamente, se unieron a otros cuatro cubanos: Martín Dihigo, José Méndez, Tony Pérez y Cristóbal Torriente. También son inmortales.
AP
Jim Kaat, Tony Oliva y David Ortiz ‘Big Papi’ ahora en templo de Cooperstown