La tuberculosis es una enfermedad ampliamente conocida en las cárceles venezolanas, en donde se reportan la mayoría de estos casos, pero aparentemente estos son los más abandonados del sistema de salud y del penitenciario, así lo señalan familiares de los privados de libertad diagnosticados con este padecimiento.
La madre de un joven de 31 años de edad y quien permanece recluido en el Centro Penitenciario Fénix, ubicado al norte de Barquisimeto, por los delitos de robo e intento de homicidio, condenado a 14 años de prisión, de los cuales ya ha cumplido 11, señaló que aun cuando su hijo presenta un estado de salud deteriorado, este no recibe atención médica y tampoco es trasladado a un centro asistencial.
Detalló que al ser de escasos recursos no puede costear defensas privadas, sino que opta por la buena bondad de algunos abogados que sin esperar nada a cambio le brindan asesoría legal y defienden a su hijo menor.
Indicó que “en estos tiempos todo es plata” por lo que piensa que el carecimiento de este es la principal razón por el que su hijo está en tan precaria situación y aun tras las rejas. “Se está muriendo de hambre” expresó con tristeza y detalló que diariamente sale a trabajar para alimentar a su hijo preso.
Aunque resaltó que lo peor de su caso es que “tiene tuberculosis y no lo trasladan”, pero dijo que con sus propios ojos ha presenciado cuando otros detenidos en mejores condiciones de salud son llevados hasta un centro médico, mientras que su hijo es dejado en el olvido.
Pero aun cuando se trata de una muy triste historia, relató que esta misma situación es vivida por muchas otras madres y presos, que al no contar con recursos económicos quedan a merced del retardo procesal.
Naikarys Cordero