Taiwan elige a Lai Ching-te en las elecciones presidenciales y apoya continuar por el camino de la democracia
Actualizado Sábado, 13 enero 2024 – 18:48
El Partido Democrático Progresista, contrario a Pekín y amigo de las grandes democracias liberales, vuelve a conquistar las urnas con más del 40% de los votos
La fiesta de la democracia en Taiwanha vuelto a demostrar que, a pesar de las presiones y amenazas del poderoso vecino comunista, las libertades son totalmente compatibles con tener una sociedad de habla mandarín.
Prometían ser unas elecciones reñidas, pero no ha habido ninguna sorpresa en el desenlace: el Partido Democrático Progresista (PDP), con una raíz de corte independentista, azote de Pekín y amigo de las grandes democracias liberales, ha vuelto a conquistar las urnas por tercera vez consecutiva.
Pero a diferencia de las dos anteriores legislaturas, su victoria llega con una nueva cara. Lai Ching-te, un médico de 64 años con una larga carrera en el Parlamento y en altos cargos del Gobierno, será el próximo presidente de Taiwan.
El hasta ahora vicepresidente coge el testigo de Tsai Ing-wen con un programa muy continuista: apostar fuerte por el rearme de Taiwan, reducir la dependencia económica de China y continuar estrechando lazos con Estados Unidos, que no reconoce a Taiwan como un estado independiente, pero mantiene un firme compromiso bipartidista para suministrarle armas.
Lai, al igual que hizo su predecesora, se ha valido de una campaña de miedo hacia la superpotencia asiática para revalidar para el PDP con más de cinco millones de votos (más del 40% del total) el poder en la isla autónoma que Pekín reclama como parte de su territorio.
«Hemos demostrado al mundo cuánto apreciamos nuestra democracia. Éste es nuestro compromiso inquebrantable», dijo Lai tras su victoria delante de más de 400 periodistas internacionales que acreditados para cubrir las elecciones. «Le estamos diciendo a la comunidad internacional que entre democracia y autoritarismo, estaremos del lado de la democracia», añadió.
Presentarse como el único capaz de contener la embestida autoritaria de China es un arma electoral que funciona en Taipei. A lo que hay que sumar la fuerza de un electorado mayoritariamente joven y fiel que está encandilado por los avances progresistas de su Gobierno en temas de igualdad, medio ambiente y LGBT.
Un par de horas después de que salieran los resultados de las elecciones, llegó la respuesta (más suave de lo esperado) por parte de Pekín mediante un comunicado firmado por Chen Binhua, portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwan, que citó la voluntad del Gobierno de Xi Jinping en «trabajar con partidos políticos, grupos y personas relevantes de diversos sectores en Taiwan» para impulsar la cooperación.
«Taiwan es el Taiwan de China. Las elecciones no alterarán la aspiración compartida de los compatriotas a ambos lados del estrecho de forjar mayores vínculos. Nuestra postura para lograr la reunificación nacional sigue siendo consistente y nuestra determinación es tan firme como una roca», dijo Chen.
En medio de todas las agitaciones que continúan sacudiendo al mundo en el arranque de este 2024, eran muchos los focos que estaban puestos en unas elecciones trascendentales que, además de guiar la relación entre Taipei y Pekín, marcarán el pulso entre China y EEUU durante los próximos años.
«El pueblo taiwanés tiene derecho a elegir su propio presidente», continuó el ganador. Más de 19 millones de electores entre los 23 millones de habitantes de la isla estaban convocados para escoger por mayoría simple a un nuevo presidente y a 113 legisladores para el Parlamento. Los taiwaneses tenían en su mano elegir entre otros cuatro años más del PDP en el poder o buscar un cambio de liderazgo que pudiera aliviar las peligrosas tensiones con China.
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