Ucrania se quedó sin un boleto para la Copa del Mundo el domingo luego que el equipo devastado por la guerra cayó 1-0 ante Gales en la final de los playoffs europeos para la justa en Qatar.

A los 34 minutos, Andriy Yarmolenko cabeceó inadvertidamente el balón hacia su propia portería cuando intentaba despejar un tiro libre del capitán de Gales, Gareth Bale.

“Hicimos todo lo que pudimos”, dijo el técnico ucraniano Oleksandr Petrakov, “pero realmente quiero que la gente de Ucrania recuerde los esfuerzos de nuestro equipo”.

La prioridad de Petrakov, una vez extinguido el sueño mundialista, era que el mundo no olvidara el sufrimiento que se vive en Ucrania.

“Tenemos una guerra en todo el país”, lamentó Petrakov. “Tenemos niños y mujeres muriendo a diario. Nuestra infraestructura está siendo arruinada por los bárbaros rusos. Los rusos quieren hacernos daño, pero los ucranianos resisten y defienden su tierra. Solo queremos su apoyo. Solo queremos que ustedes entiendan lo que nos está pasando en casa”.

La pierna derecha del guardameta galés Wayne Hennessey detuvo un disparo de Viktor Tsyhankov a los 10 minutos del segundo tiempo, cuando Ucrania buscaba infructuosamente el empate. Un remate de cabeza de Artem Dovbyk a los 84 minutos parecía dirigirse a la esquina de la red, pero Hennessey lo desvió de mano izquierda.

“Tuvo algunas atajadas increíbles”, dijo el mediocampista ucraniano Oleksandr Zinchenko sobre Hennessey. “No merecíamos perder hoy, estuvo muy apretado. Hay que seguir, trabajar mucho”.

Gales se dirige a su primer Mundial en 64 años, donde iniciará enfrentando a Estados Unidos en noviembre, tras propinar un final angustioso a la emotiva misión de Ucrania de clasificarse para el máximo torneo de selecciones en un momento en que permanece bajo la invasión de Rusia.

En Ucrania, en el día 102 de la guerra, la población se tomó un breve respiro del dolor y el sufrimiento para seguir el partido, realizado en Cardiff, en bares, incluso en la capital, Kiev, que ese mismo día había sido blanco de ataques aéreos rusos.

La guerra y los ataques con misiles lanzados la madrugada del domingo en la capital de Ucrania pusieron un freno a cualquier ambiente de fiesta para el partido.

Aún así, el arquitecto Dmytro Leshehenko desenterró su camiseta amarilla brillante de la selección nacional —que compró en épocas más felices, cuando Ucrania fue una de las sedes de la Eurocopa 2012— y caminó con su hermano, pasando por dos de las catedrales con cúpulas doradas de Kiev, hasta un bar donde vieron el partido con amigos, compartiendo dos enormes jarras de cerveza de tres litros, pan frito, carne ahumada y otros bocados.

“La gente en los campos de batalla vio esto desde sus celulares”, dijo Leshehenko, narrando conversaciones con amigos que servían en las fuerzas armadas.

Cuando las pantallas gigantes del bar perdieron la señal en el segundo tiempo del partido, los clientes se arremolinaron alrededor de los celulares para seguir las acciones. Algunos bromearon diciendo que quizá los piratas informáticos rusos habían interrumpido la transmisión.

La tristeza de perder fue mitigada por el hecho de que, en el gran esquema de las cosas, la guerra es mucho más importante. El partido fue solo un momento de respiro.

“Tenemos más problemas que este”, aseveró Leshehenko. “Este es un día en que podemos sentir que no hay guerra. Es una fiesta para nosotros”.

En Cardiff, también había una sensación de que el juego era el menor de los problemas que enfrentaba Ucrania.

“Nuestra principal lucha es nuestra guerra”, dijo la aficionada ucraniana Anna Stepanova, que viajó para seguir a la selección desde Mykolaiv, donde su casa resultó dañada. “Todos los días escuchamos bombas y artillería. Es una vida muy difícil. Vinimos aquí y estamos como en otro mundo”.

El espectro de la guerra se hizo evidente en la capital galesa con un mensaje de paz en inglés y ucraniano en las pantallas del Estadio Cardiff City. Las rivalidades quedaron a un lado cuando se escuchó el himno nacional ucraniano y fue aplaudido por los aficionados locales.

De las 1.800 localidades asignadas a Ucrania, 100 entradas gratuitas fueron entregadas a refugiados que se vieron obligados a huir de territorio ucraniano desde que inició la invasión en febrero —una acción por la que Rusia fue descalificada de la clasificatoria europea para la Copa del Mundo.

La Unión Rusa de Fútbol protestó el domingo contra el uso de la camiseta que la selección ucraniana usó para su duelo ante Gales porque Ucrania incluía a Crimea, que Rusia anexó en 2014, como parte de su mapa. AP

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