En un encuentro que congregó a miles de familias de 131 países en la Plaza de San Pedro, el papa León XIV presidió su primer gran acto del Jubileo 2025, una misa dedicada a las familias, los niños, los abuelos y los ancianos. A pesar del intenso calor, la plaza se llenó de banderas y carteles con mensajes como “Papa León, protege la familia”, reflejando el fervor de los asistentes por el mensaje del nuevo pontífice, elegido el pasado 8 de mayo.
En su homilía, León XIV defendió con firmeza el matrimonio como la unión entre hombre y mujer, destacándolo no como un ideal inalcanzable, sino como “el modelo del verdadero amor: total, fiel y fecundo”. Citando la encíclica Humanae Vitae (1968) de Pablo VI, el Papa subrayó que este amor conyugal, al hacer a los esposos “una sola carne”, los capacita para dar vida, reflejando la imagen de Dios. “El matrimonio no es un sueño lejano, sino una realidad concreta que encarna el amor divino y genera vida”, afirmó, resonando con un mensaje de esperanza y compromiso.
El pontífice también abordó un tema delicado al criticar a quienes invocan la libertad para “quitar la vida” en lugar de protegerla. “A veces, esta humanidad se ve traicionada cuando se usa la libertad no para dar vida, sino para herir o destruir”, lamentó, en una clara referencia a prácticas como el aborto, que contradicen los principios de la Iglesia. Este mensaje, en línea con su primera homilía donde alertó sobre el “ateísmo práctico” y la crisis familiar, refuerza su visión de una Iglesia unida en defensa de la vida y la familia como pilares de la sociedad.
León XIV destacó la importancia de los “matrimonios santos” como antídoto contra las fuerzas que “destruyen relaciones y sociedades”. Citó como ejemplos a parejas canonizadas, como Luis y Celia Martin, padres de santa Teresa del Niño Jesús, y la familia polaca Ulma, mártires de la Segunda Guerra Mundial por proteger a judíos. “La Iglesia nos propone estos matrimonios como testigos ejemplares, porque el mundo necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios”, afirmó, invitando a las familias a ser “signos de paz” en un mundo marcado por divisiones.
El Papa también se dirigió a los diferentes miembros de la familia. A los esposos, les pidió ser “ejemplos de coherencia” para sus hijos, educándolos en la libertad a través de la obediencia. A los hijos, les instó a expresar gratitud a sus padres, recordando el mandamiento de honrar al padre y a la madre. A los abuelos y ancianos, les encomendó velar por sus seres queridos con “sabiduría y ternura”. “En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación, como el pan en la mesa y los afectos del corazón”, añadió, destacando el rol de la familia como un lugar privilegiado para encontrar a Jesús.
Antes de la eucaristía, León XIV recorrió la Plaza de San Pedro en su papamóvil, bendiciendo a decenas de niños y compartiendo gestos de cercanía, como chocar la mano con un joven entre la multitud. Al concluir la misa, rezó el Regina Caeli y expresó su alegría por la presencia de tantos niños, “que reavivan nuestra esperanza”, mientras pidió la intercesión de la Virgen por las familias que sufren a causa de conflictos en Ucrania, Oriente Medio y otras regiones del mundo.
El mensaje de León XIV resuena especialmente en un contexto global donde la institución familiar enfrenta desafíos culturales y sociales. Su defensa del matrimonio tradicional y la vida humana, anclada en la doctrina católica, busca inspirar a los fieles a fortalecer los vínculos familiares como base para un futuro de paz y reconciliación. Como él mismo afirmó: “Del seno de las familias nace el futuro de los pueblos”.
Este primer gran acto del Jubileo 2025 marca el tono del pontificado de León XIV, quien, desde su elección, ha enfatizado la fraternidad, la vida y la familia como fundamentos para una sociedad más humana. En un mundo herido por conflictos y divisiones, su llamado a la unidad y al amor fiel resuena como un faro de esperanza para los católicos y más allá.
