“Donde hay una persona alcohólica, hay una familia que sufre”. | Por: Psic. Luis Oropeza
¿Qué es la familia? ¿De qué forma se altera cuando existe un miembro con un problema
de alcoholismo?
Podríamos decir que la familia, sea esta de vínculos consanguíneos o no, es la base que
estructura y configura una sociedad. De allí aprendemos y gestionamos nuestro sistema
moral, valores, espiritualidad, religión, educación, habilidades sociales, afectividad,
actitudes, sexualidad y personalidad. De hecho, la forma como amamos a los demás, está ampliamente influenciada por ésta.
Sin embargo, existen muchas variables y factores que pueden ocasionar su alteración, y una de ellas es la enfermedad del alcoholismo.
Ahora bien, cuándo un miembro de la familia consume alcohol, ¿podríamos considerarlo como un alcohólico? ¿Existe diferencia entre uso de alcohol y alcoholismo? ¿Cuáles son
los límites?
Muy claros: una persona que usa alcohol tiene la capacidad de detener la ingesta, ya que lo hace de forma recreacional y no le ocasiona ningún tipo de dificultades en sus principales áreas de funcionamiento, ni mucho menos en su salud.
Por el contrario, el alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva que genera dependencia física y psicológica, alteraciones neuroquímicas a nivel cerebral y en variadas ocasiones, otros
problemas en la salud, como hipertensión arterial, accidentes cardiovasculares, compromiso
hepático, problemas digestivos e incluso, la muerte.
Aunado a esto, el alcoholismo ¡tiene una importante influencia genética!
Por eso, debemos evitar cometer el error de considerarla un vicio, porque aquellas personas que la padecen, acepten o no la enfermedad, abusan del alcohol con la finalidad de aliviar los malestares físicos y psicológicos que experimentan en ausencia de su consumo.
Dicho esto, ¿de qué manera se altera la familia cuando uno de sus miembros padece esta enfermedad?
Antes de contestar a esta pregunta, debemos agregar que numerosos estudiosos del tema describen de forma simbólica al alcohólico como un elefante que se sienta en la sala de la casa, del que nadie se atreve a hablar, pero que constantemente empuja, incomoda, altera la dinámica familiar, rompe cosas y encima de eso, hay que complacerle para reducir la posibilidades de reacciones hostiles.
Cuando en la familia existe una persona con esta enfermedad, se alteran los roles, la comunicación intrafamiliar, las normas de convivencia del hogar, los límites y la estabilidad emocional de sus miembros.
También existen sentimientos de culpa, frustraciones y constantes discusiones familiares. Y, como si esto fuera poco, el característico miedo a pedir ayuda por vergüenza social, ya que -lamentablemente- en la actualidad se sigue estigmatizando socialmente al alcohólico, al extremo de que cuando necesitan ser hospitalizados, contamos con escasos centros de salud a nivel regional y
nacional donde los puedan aceptar.
Y lo más preocupante: pocos saben manejarlos con el entrenamiento médico y hospitalario que requieren estos casos.
Acá un ejemplo de lo anterior: actualmente atiendo a una familia con este problema (madre, esposo alcohólico y un hijo de 21 años de edad). El esposo está en negación de la enfermedad y ha abandonado a la familia en sus principales responsabilidades parentales y económicas.
Por esta razón, su hijo suspendió la comunicación hacia él, además de retirarse de la universidad para dedicarse en tiempo completo a laborar, esto con la finalidad de producir el dinero requerido que permita suplir las necesidades del hogar, incluyendo la hospitalización del perro, ya que fue atropellado por su padre mientras este intentaba estacionar su carro (no lo logró) en estado de ebriedad.
Mientras tanto, la madre culpa al jefe de su esposo, porque según ella, él es el responsable del
comportamiento errático de su pareja. Conclusión: además de un alcohólico, hay una
familia enferma.
Si en la actualidad tu familia está atravesando una situación similar, te invito a buscar ayuda con profesionales que manejen estos temas (porque no todos lo hacen) e, incluso, contactes a los grupos de alcohólicos anónimos (AA), Al- ANON y ALATEEN del área Lara, que vienen haciendo un excelente trabajo, apoyando y orientando a personas alcohólicas y sus familiares.
Les recuerdo que estos grupos no les solicitaran pago alguno por lo descrito, todo lo contrario, allí tendrán a una nueva familia que les acompañará bajo un efectivo programa de recuperación.
Les comparto esta guía útil de sus ubicaciones y contactos telefónicos, AQUÍ
Psic. Luis Oropeza
FVP: 8482
@psicopracticala
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