Déficit de médicos nefrólogos en la mayoría de las unidades de diálisis representa uno de los principales desafíos para los pacientes renales. Este seguimiento médico es esencial para evaluar el progreso del tratamiento y garantizar su eficacia, destacó el presidente de la Fundación Amigos del Paciente Renal (Fundaprel), Daniel Colmenárez.
En el caso de la unidad de diálisis en Barquisimeto, cuenta con un especialista en nefrología; sin embargo, la alta demanda hace que sea insuficiente para brindar atención adecuada a todos los pacientes. Por su parte, en la unidad El Ángel, el nefrólogo está jubilado y solo acude una vez a la semana. Aunque responde dudas, no lleva un seguimiento continuo de los casos.
Colmenárez reconoció que, si bien estos centros de salud disponen de dos o tres galenos por turno, la mayoría son médicos comunitarios con gran disposición para aprender, pero sin la guía de un especialista, el manejo adecuado de los pacientes se complica. Además, señaló que -a su parecer- no leen la historia médica de cada paciente, lo cual es fundamental para determinar los exámenes necesarios, evaluar el estado de la enfermedad y monitorear las mejoras durante el tratamiento.
Son dificultades que a los pacientes les preocupan y creo que debe ser resuelto, añadió.
En el estado Lara, existen siete unidades de diálisis: cinco en Barquisimeto, una en El Tocuyo y otra en Carora. Ninguna cuenta con médicos especialistas, principalmente debido a los bajos salarios que enfrenta el sector. En la unidad del Hospital Pastor Oropeza sí hay suficientes especialistas, gracias a que se ofrece el posgrado en nefrología.
Sin embargo, una vez que terminan sus estudios, los profesionales se van, dejando la unidad con apenas uno o dos médicos. Por otro lado, el Hospital Universitario Antonio María Pineda cuenta con un nefrólogo.
Personal de enfermería
En cuanto al personal de enfermería, si bien hay suficiente cantidad, el problema radica en la constante rotación del personal. Muchas enfermeras tienen experiencia, mientras que otras no, lo que genera situaciones donde pacientes terminan siendo objeto de cuidados experimentales.
Por ejemplo, en su caso le retiraron una fístula que estaba a punto de reventar y, en solo dos meses, se le infiltró una fístula cinco veces. En contraste, otra fístula que ha utilizado durante 24 años únicamente se le ha infiltrado en dos ocasiones.
Asimismo, se destacó que las fístulas deberían ser realizadas por un cirujano cardiovascular debido a la precisión que requieren. Sin embargo, actualmente están teniendo una duración promedio de solo un año porque son realizadas por médicos cirujanos generales que han completado un curso en el Seguro Social. AC
