¡ Es Navidad !
Cristo (del latín Christus, y este del griego antiguo Χριστός, Christós) es una traducción del término hebreo “Mesías” (מָשִׁיחַ, Māšîaḥ), que significa “ungido”, y que se emplea como título o epíteto de Jesús de Nazaret en el Nuevo Testamento. En el cristianismo, Cristo se utiliza como sinónimo de Jesús.
Los seguidores de Jesús son conocidos como “cristianos” porque creen y confiesan que Jesús es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento, por lo cual le llamaban “Jesús Cristo”, que quiere decir “Jesús, el Mesías” (en hebreo: “Yeshua Ha’Mashiaj”), o bien, en su uso recíproco: “Cristo Jesús” (“El Mesías Jesús”).
El título “Cristo” también está dentro del nombre personal “Jesucristo”, y se menciona como un sinónimo de Jesús de Nazaret en la fe cristiana, que lo considera salvador y redentor de los hombres, el “Verbo” (o Palabra) de Dios encarnado, “el Hijo unigénito de Dios”. “y el primogénito de los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial, (Colosenses 1:13-18)”
Las principales creencias cristianas acerca de Jesucristo incluyen su consideración como el Hijo de Dios, constituido como Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo y que nació de la Virgen María; que fue crucificado, muerto y sepultado durante el mandato de Poncio Pilato; que descendió a los infiernos y posteriormente resucitó de la muerte y subió a los cielos, donde se encuentra junto a Dios Padre y desde donde volverá para el Juicio Final.
La cristología, un área de la teología, se ocupa principalmente de estudiar la naturaleza divina de la persona de Jesucristo, según los evangelios canónicos y los demás escritos del Nuevo Testamento.
El título “Mesías” fue utilizado en el Libro de Daniel, que habla de un “Mesías Príncipe” en la profecía acerca de “las setenta semanas”. También aparece en el Libro de los Salmos, donde se habla de los reyes y príncipes que conspiran contra Yahveh y contra su ungido. Pero fundamentalmente en el libro del profeta Isaías se expresa la llamada corriente mesiánica (Is 9, 1-7) atribuida a Cristo según los escritos del Nuevo Testamento.
Jesús es llamado “el Cristo” en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento donde se le describe como ungido con el Espíritu Santo. Algunas referencias incluyen Mateo 1:16, Mateo 27:17, Mateo 27:22, Marcos 8:29, Lucas 2:11, Lucas 9:20 y Juan 1:41. En el evangelio de Mateo se trata el tema en el siguiente pasaje:
Cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Y ellos dijeron: «Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas”. Él les dijo: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Respondiendo Simón Pedro, dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Y Jesús, respondiendo, le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.
La palabra salvador, a su vez, era el título calificativo que los judíos aplicaban a sus sacerdotes, reyes, y profetas, ya que estos debían ser ungidos con aceites como parte del rito que los consagraba a su labor. Los seguidores de Jesús de Nazaret, considerando que este era el Mesías prometido por las profecías mesiánicas de la Tanaj, le aplicaron este título a su líder, llamándole Cristo Jesús o el Salvador. A mediados del siglo II, unos cien años después de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, se les comenzó a conocer por cristianos en Antioquía, ya que se decían seguidores del Cristo.
Según algunas confesiones cristianas, la Salvación es una venida de Dios. Sustentan este punto de vista en las palabras del Apóstol Pedro: “Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús” Esta gracia se obtiene a través de la fe y el obrar cristiano, según católicos y ortodoxos, o exclusivamente por la fe, según los protestantes, es decir, en creer o confiar en que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador y el Único Perdonador de pecados.
En la carta de Pablo a los romanos se explica lo que es la salvación, pero con más precisión en la carta del apóstol Pablo a los Efesios: “Cristo, con su muerte y su Resurrección, es quien elimina la deuda del pecado humano y vehicula en su persona esa gracia redentora”.
La creencia cristiana afirma que Dios se manifestó a los hombres en la persona de Jesús de Nazaret (en hebreo: Yeshua), siendo el Hijo de Dios hecho hombre y, por tanto, el Mesías anunciado por los profetas en las escrituras, y ansiosamente esperado por Israel. Escrituras. De hecho, Jesús mismo afirmó ser el Cristo. En el Evangelio de Juan, cuando Jesús habla con la mujer samaritana, se registra el siguiente evento.
La mujer le dijo:
“Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo”.
Jesús le respondió:
“Soy yo, el que habla contigo”.
Fuente: Wikipedia.
En esta nueva celebración del nacimiento del “Hijo de Dios,” siendo el mismísimo “Dios Encarnado,” elevo una silente oración para que el “ungido”, “EL SALVADOR,” se apiade de esta, mi única y amada patria, Venezuela, que ha sido, es y sigue siendo devastada por un sistema político económico desfasado y fracasado que la ha fragmentado en sus raíces, porque la familia venezolana está siendo desmembrada por una diáspora infame conformada por personas económicamente activas y por nuestros jóvenes, que han emigrado buscando un mejor futuro y la obtención de los ingresos monetarios necesarios, remitirlos, y lograr la subsistencia de los seres queridos que se han quedado en esta la llamada “Tierra de Gracia…”
Y que traiga a sus habitantes y a todos aquellos que están lejos del hogar, las ansiadas fortaleza, paz y armonía, especialmente a la Junta directiva de “El Informador” y a todo su personal, pues a ellos tengo un eterno agradecimiento…