¿ Hasta cuando la devastación ?
Insistentemente se ha venido denunciando un voraz ecocidio que, supuestamente, se viene practicando en el bosque xerofítico del semiárido larense, específicamente en las parroquias Castañeda (Atarigua), Espinoza de los Monteros (Arenales), Antonio Díaz (Curarigua), Trinidad Samuel (Carora), Chiquinquirá (Aregue), Reyes Vargas (Parapara) y Camacero (Río Tocuyo); todas en el municipio Torres del estado Lara. Igualmente, en la parroquia Siquisique (Siquisique) del municipio Urdaneta; parroquia Bolívar (El Tocuyo) del municipio Morán y parroquia Águedo Felipe Alvarado (Bobare) del municipio Iribarren.
Según los denunciantes se viene promoviendo entre los Pobladores de estas localidades, una brutal deforestación, dónde se talan árboles de vera, curarí y cují con motosierras, presuntamente. suministradas por empresas empaquetadoras de carbón vegetal.
Esta actividad, según los habitantes de la zona, implica que, los pobladores queman los trozos de madera en montículos cubiertos con tierra para producir carbón vegetal que finalmente es ensacado y trasladado a los depósitos de las empresas carboneras.
El 26 de febrero de este año 2024, un grupo de ciudadanos de la zona, introdujeron una carta dirigida al Diputado Ricardo Molina, quien se desempeña como presidente de la comisión de Eco-socialismo de la Asamblea Nacional.
Según denuncian los pobladores, a fines del año pasado el devastador local recibía 200 $ por tonelada de carbón de vera que, al llegar a la empresa adquiría un valor de 1.300 $.
Tal como lo indican en la denuncia contentiva en el oficio entregado al diputado Molina, la deforestación del bosque seco, abarca incluso áreas del Parque Nacional “Cerro Saroche”, afectando notablemente a la fauna silvestre además aumentando la temperatura del suelo; lo cual se traduce en evaporación de los acuíferos y salinización del suelo. De esta manera se genera un alto riesgo de desertificación de toda esta zona.
Dicha región posee muestras representativas de formaciones de vegetación únicas en el país, las cuales albergan flora y fauna de interés nacional, por ser exclusivas del Norte de Suramérica y por representar endemismos biológicos.
La región constituye un resguardo vital para el cardenalito (Cardeulis Cuculiata), ave endémica de Venezuela en serio peligro de extinción.
Así mismo, se puede observar la pérdida acelerada de valiosos recursos naturales, debido al incremento no planificado de la presión de uso por la población local.
Los cardonales allí existentes, únicos en el país, son de excepcional importancia científica y cultural, siendo exclusivos del paisaje colinoso de la región centro-occidental.
Me recuerda entonces al profesor Octavio Gimenez, cuando, en el Instituto Educacional Venezuela, me enseñó…
“LOS CARDONES SON LOS SOLDADOS VEGETALES QUE DICEN AL DESIERTO…
¡HASTA AQUÍ LLEGASTE!”
Se ha calculado que, para producir una tonelada de carbón vegetal se requiere talar 5 toneladas de madera y se arrojan a la atmósfera 4 toneladas de dióxido de carbono.
Pese a la gravedad del caso, hasta ahora, se cree que, no se ha recibido respuesta alguna, de parte del diputado presidente de la comisión en cuestión, de ser así, se estaría violando lo establecido en la Constitución Nacional (Articulo 51), en cuanto a la obligatoriedad de emitir respuesta oportuna en torno a los oficios o denuncias recibidas.
“Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la competencia de éstos o éstas, y de obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados o sancionadas conforme a la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del cargo respectivo.”
Es necesario que, una comisión de diputados de la Asamblea Nacional, qué visiten la zona en referencia, y verifiquen la afectación denunciada a fin de que se inicie la investigación legal pertinente, se aplique el “Estamento Legal vigente,” y de ser el caso se penalice “ejemplarmente” a los responsables del presunto ecocidio, a fin de que no se repitan actos qué pueden ser calificados con los más contundentes calificativos, porque sería un atentado, completamente fragante, contra toda forma de vida.
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