Arturo Uslar Pietri

“…En las viejas baladas, el viajero tiene una capa. Envuelto en ella sale al viento y a la noche de los caminos. A veces la ventisca se la suelta y la pone a dar aletazos sobre la espalda encorvada del hombre que camina. La capa y el bastón eran las prendas distintivas del hombre que viajaba a pie. Al verlo cruzar de lejos, las gentes sedentarias sabían que era un viajero. Un hombre que iba a otras partes o venía de otras partes…”

Así comienza Arturo Uslar Pietri la presentación de un estupendo libro titulado “Tierra Venezolana” de 1953 e ilustrado con magníficas fotografías de la autoría de Alfredo Boulton y al respecto advierte al lector:

“…Este libro no pretende ser un panorama completo de Venezuela. Sus autores y editores no lo presentan sino como un conjunto de impresiones literarias y gráficas de algunas de las más características ciudades y regiones del país, lamentando la omisión de otras, no menos importantes, que, por diversas circunstancias, no hubo oportunidad de incluir. Sin embargo en sus descripciones gráficas y escritas se presentan muchos de los rasgos esenciales del rostro de Venezuela, que es lo que se han propuesto los que hicieron este libro…”

Pues bien, hoy vamos a descolgar la capa de los viajes literarios e históricos de Arturo Uslar Pietri y la vamos a desempolvar y vamos a ver sus rotos y remiendos, el vetusto desgaste que la preña de recuerdos, andanzas y experiencias vividas, para desde ellas hacer una somera panorámica de este venezolano excepcional, quien nació en Caracas 16 de mayo de 1906 y cerró sus ojos para siempre en la misma ciudad que lo vio nacer el 26 de febrero de 2001. Fue indudablemente un intelectual, pero además fue igualmente periodista, filósofo, escritor, productor de televisión y político venezolano, que llegó a ser considerado uno de los intelectuales y escritores americanos más importantes del siglo XX, a quien se le atribuye ser uno de los renovadores de la literatura en lengua española a través de lo que denominaron Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y él en un café de París, “realismo mágico”, con base a una antigua apreciación alemana que había sido publicada en una revista, pero así mismo se le cuenta entre los responsables de la internacionalización de la novelística americana

“…Yo también, a mi manera, tengo esa capa ideal e invisible que me pongo cada vez que viajo al interior de mi tierra. Es parda, vieja, y tiene sus roturas y remiendos, como buena capa de balada. Nadie me la ha visto, pero yo sé cuándo la llevo y dónde la tengo colgada en espera de las nuevas salidas…”

Tal cual, como lo expresaba Arturo Uslar Pietri (1953), sabemos dónde está su capa colgada, es decir, la tenemos ubicada, precisada en su obra publicada, no sólo en la palabra impresa, sino en la audiovisual que desde ese mismo año de 1953, inició como un pionero en nuestro país con la formidable producción televisiva, que fue su programa “Valores Humanos”, que muchos recordamos y que muchos otros recuerdan con impresionante fijación, más allá de su extensa obra literaria.

Tres décadas al aire, son treinta años de la ardua tarea de producir un programa de televisión en un ameno monólogo de interesantes tópicos, que influyó en muchos venezolanos que nos levantamos cronológicamente viendo ese programa de televisión y aprendiendo de él y su agradable relato fuera de las formas discursivas pesadas, de allí que fuese enfático en decir: “…a la historia hay que ilustrarla…”.

Ante su fallecimiento, le dediqué la edición de mi página Reseña de la Añoranza en el Diario El Informador correspondiente al lunes 5 de marzo de 2001 donde decíamos:

“…Encontrándome frente al televisor, me consternó, como amante de las letras y de mi patria, Venezuela, el lamentable fallecimiento del Dr. Arturo Uslar Pietri, un venezolano de excepción que plenó un buen trecho de nuestra historia. Realmente en mi corazón me sentí de luto y en el recuerdo del seguimiento que le he hecho a este gran hombre de todos los tiempos me retrotraí cronológicamente, reflejándose en mi memoria, cuando por la misma televisión veía la trasmisión del homenaje del Congreso de la República, a esta legendaria figura, ante la celebración de sus ochenta años, un inolvidable jueves 15 de mayo de 1986…”

Aquello, realmente fue una apoteosis que celebró la nación entera, tanto moros como cristianos, como decían en el argot criollo, ya que como comentaba el propio Uslar Pietri, “…de cada diez personas que me conocen nueve son por el programa de televisión…” El centimetraje de la prensa escrita llenó incontables columnas en todos los periódicos del país con la reseña de su vida, de su obra como intelectual, como novelista, como cuentista, como periodista, como hombre de letras y como político, como economista y como historiador.

Efraín Subero (1986), nos decía en su “Aproximación a la cuentística de Arturo Uslar Pietri”:

“…No sirve ante Uslar Pietri el amellado recurso de decir que no necesita presentación; porque, además del pecado estilístico que tal afirmación entrañaría, ¿para qué estas palabras? Arturo Uslar Pietri sí necesita presentación, porque todos los escritores venezolanos la necesitan. Y cuánto bien le haríamos a nuestra cultura, si nos fuéramos de pueblo en pueblo y de escenario en escenario   – un escenario puede ser el de un teatro o la sombra del árbol del camino –   diciendo quiénes son y qué han hecho nuestros escritores…”

Estamos totalmente hermanados a esta expresión de Efraín Subero, que como antífona abría su “Aproximación a la cuentística de Arturo Uslar Pietri” con la cual se introduce al lector en un grueso volumen contentivo de “33 Cuentos” de Uslar Pietri como se titula esta selección, estudio preliminar y bibliografía que le correspondió al citado autor, a instancias de Petróleos de Venezuela como institución patrocinadora de la publicación, que se editó a propósito de los 80 años del afamado escritor venezolano.

Cuando Arturo Uslar Pietri, se refiere a la capa del viajero con lo que ella simbolizaba y representaba idealmente envuelto en ella, con sus desgarrones y recuerdos, él nos dice: “…nadie me la ha visto, pero yo sé cuando la llevo y dónde la tengo colgada en espera de nuevas salidas…”, porque cada nueva creación es una nueva salida, cada nueva producción literaria es fruto de un camino recorrido no importa si es por tierra fría o tierra caliente y cada vez que se está frente a la maquinilla de escribir hoy prácticamente extintas, se eleva el espíritu y se ensalza la vocación.

María Ramírez Chacín (1986), en entrevista que le hace al Dr. Arturo Uslar Pietri, él le refiere que escribir en su persona es: “…un estado de tensión muy importante, de juego con la realidad, con la expresión, con la palabra, muy exigente. De modo que escribir no tiene nada de grato (…) A veces siento que algo no quedó bien y debo rehacerlo, pues debe ser presentado de otra manera. En otras oportunidades por el contrario, siento que tal como lo escribí está bien y no exige ninguna reescritura…”

Ivan Claudio (1991), de nuestra grata recordación, en el Diario El Informador en su trabajo titulado: “Arturo Uslar Pietri: La vida es para tomar parte en ella, no para volverle la espalda” escribió:

“…Uslar es el primer venezolano que recibe el premio “Rómulo Gallegos” y es el tercer iberoamericano, que fue premiado con el “Príncipe de Asturias”. El doble hecho nos ha llevado a referirnos a sus conceptos, a su vida y a su obra de novelista, cuentista, ensayista y poeta, sin olvidar al político que fue ministro de Medina y estuvo exilado en los Estados Unidos. Otros temas: su ascendencia, viajes, lecturas de adolescente. La historia, en síntesis, de un hombre que los venezolanos debemos conocer…”

Recapitulamos, con la expresión Arturo Uslar Pietri sí necesita presentación, aunada a esta última, un hombre que los venezolanos debemos conocer, y es que, el Dr. Uslar Pietri fue realmente en su momento “La Conciencia Moral del País”, al expresar en aquellos sus 80 años que “…es la ocasión para una gran movilización del espíritu (…) hay que enmendar sin vacilaciones (…) no es con pesimismo ni tampoco con simuladores como se hace una patria (…) debemos aprender del doloroso episodio de la locura colectiva por la riqueza fácil (…) cada hora de la vida cuenta y hay que esforzarse en ser digno (…) la partidización desnaturaliza el funcionamiento de la organización social (…) estamos creando un país de mudos (…) el país está deseoso de que se le señale un rumbo aunque sea con sacrificios (…) no sabemos ni a dónde vamos, ni qué queremos…”

Lo cierto es que su palabra siempre aleccionadora, siempre reflexiva, siempre esclarecedora, fue una auténtica conciencia moral del país, quizás muchos no comulgaban con sus convicciones, pero coincidían en la necesidad del adecentamiento de la administración pública y la restauración de la virtud pública. Por tal motivo expresaba Uslar Pietri en su magnífico discurso en la Sesión especial del Congreso de la República que se efectuaba en su honor aquel memorable 15 de mayo de 1986: “…no soy aquí sino el transitorio revestimiento personal de una fecunda ansia nacional de crear ejemplos válidos para el mejoramiento de su clima moral…”

Algunas de sus palabras suenan todavía con estremecedora vigencia: “… no dejemos que nos paralicen viejos fantasmas inconsistentes, hábitos y consejas, porque lo que está en juego es muy grande y se llama el destino de Venezuela…”

Sobre el legado de los amerindios nos dijo: “…Lo importante lo demostraron ellos, no era la rueda, ni el animal de tiro, ni el instrumento de metal, de que dispusieron otras civilizaciones, sino la decisión, la voluntad de hacer, la inteligencia, la disciplina social y la facultad creadora de aquellos hombres. Ha sido tal vez esto lo que ahora nos ha faltado, y mientras no lo reencontremos seguiremos condenados a imitar, con escaso éxito y a despilfarrar y destruir recursos en lugar de aprovecharlos y aumentarlos como lo supieron hacer aquellos antecesores en el escenario poderoso de este todavía Nuevo Mundo…”

Indudablemente, el Dr. Arturo Uslar Pietri nos marca derroteros a seguir y nos señala con su ejemplo certero, rumbos conducentes a un mejor porvenir, dentro de una sociedad que lo ansía, que lo reclama y lo demanda, seguros de que en la práctica real de la virtud está la felicidad, pues como lo decía el Padre de la Patria: “…la felicidad es la práctica de la virtud…” que se traduce en nuestro amor por Venezuela y en la superación personal, para empinarnos a través del trabajo afanoso, edificante, creativo y honesto, con lo cual podemos alcanzar mejores destinos nacionales por caminos seguros, por caminos luminosos hacia metas donde brille el sol para todos con igualdad de resplandores.

Uslar Pietri fue una especie de predicador y al respecto señalaba en 1986: “…El papel de predicador. Siempre lo he sido. Sí dije que un predicador corre el riesgo de no ser escuchado. Yo creo haber sido escuchado. Haber logrado algún efecto. El futuro lo veo difícil. Requerimos, seguimos requiriendo, de una gran voluntad de cambio. De un profundo replanteamiento. Yo me mantengo al día. No he perdido mi curiosidad ni interés por lo que me rodea. Escucho. Estoy atento al mensaje de retorno. No dejo de estudiar. Me preocupa la juventud. La siento apática. Desinteresada. Sin algo o alguien en qué creer. Y eso es grave. Es un poco tarde para que yo regrese a la política activa. Sería una insensatez muy grande. A mis años. Mi papel es decir las cosas con claridad y energía…”

Cuando publicamos el 5 de marzo de 2001, la Reseña de la Añoranza dedicada a su figura tras su fallecimiento escribimos:

“No se es joven ni viejo, se está vivo” con esta expresión Arturo Uslar Pietri contestaba la entrevista que le hiciera Roberto Giusti el 16 de mayo de 1986 con motivo de sus 80 años. Su nacimiento aconteció en 1906, sus logros como hombre de profunda venezolaneidad únicos en la historia contemporánea de personaje alguno, llegando a considerarse como “la conciencia moral del país”. Falleció a los 94 años, cuando en los próximos meses se acercaba su cumpleaños número 95. Su desaparición inmortaliza su nombre, que fue enorgullecedor emblema de nuestra patria siempre.

Hoy al recordarlo y recordar la fecha de su natalicio, bien vale la pena dar a conocer quien fue Arturo Uslar Pietri, y pregonarlo por doquier, de pueblo en pueblo, de escenario en escenario, como lo acotaba Efraín Subero y como lo señalaron todos cuantos escribieron de quien supo pasearse por los caminos de la literatura, de la cultura, de la historia, la economía y la política, con su capa de viajero impregnada de vivencias y experiencia enriquecedoras, curtida por los caminos transitados con denuedo, con trasparencia, con honestidad, esforzándose siempre en ser digno, en ser ese transitorio revestimiento personal de esa fecunda ansia nacional de crear ejemplos válidos para el mejoramiento de su clima moral.

“No le tengo miedo a la muerte” le decía a Roberto Giusti en 1986. Del discurso que pronunció Uslar Pietri en el Congreso en 1986 igualmente extraemos: “…mi larga devoción por Venezuela, …mi torpe pero nunca olvidado empeño de servirla en toda la medida de mis fuerzas, …toca fibras muy vitales de mi sensibilidad. No hay línea divisoria entre lo que he realizado como escritor y lo que he sentido como mi deber perpetuo de hijo de esta tierra…”

Esa fue la capa de viajero que portó el Dr. Arturo Uslar Pietri en su tránsito por este mundo terreno, por este pedazo de tierra, bajo este pedazo de cielo, la tierra en la cual nacimos y el cielo bajo el cual queremos morir, como lo diría el Presbítero Dr. Carlos Borges. La urdimbre de su capa de viajero, también estaba tejida de sus angustias y de sus esperanzas, de las convicciones que permanecieron cuajadas en el admirable proyecto que fue su vida, para sin proponérselo quizás, a través de la misma legar una obra y un ejemplo que permanece como minarete augusto que nos recuerda constantemente lo vigilante que tenemos que estar de nuestro patrimonio moral y espiritual que se refleja tanto en lo social como en lo económico, cuando hoy se requiere de líderes sinceros ajenos al arraigo de intereses personales en busca de la riqueza fácil.

“…Esa simbólica capa de viajar no debe quedar colgada a la puerta de la casa cuando volvemos del viaje aleccionador. Debemos entrar con ella puesta hasta el sitio de nuestra vida ordinaria. A ratos nos embozamos en ella para entregarnos a los sueños generosos, y a ratos la sentiremos como el cilicio de penitencia que nos llama al deber para con la tierra y que no nos deja caer en la tentación de la comodidad egoísta. En ella está presente, con terrible mudez, el ancho país que nos reclama…” (Arturo Uslar Pietri. 1953)

Barquisimeto, domingo 18 de mayo de 2025.

Fuentes Consultadas:

Brito López, I. (2001, marzo 5) Arturo Uslar Pietri: No le tengo miedo a la muerte. Diario El Informador. Barquisimeto. Venezuela.

Claudio, I. (1991, agosto 4) Arturo Uslar Pietri: la vida es para tomar parte en ella, no para volverle la espalda. Diario El Informador. Barquisimeto. Venezuela.

Giusti, R. (1986, mayo 16) “El Hombre que voy siendo”. Diario El Nacional. Caracas. Venezuela.

Ramírez Chacín, M. (1986, Mayo 16) Arturo Uslar Pietri en sus 80 años. Diario El Impulso, Barquisimeto. Venezuela.

Redacción Diario El Universal. (1986, mayo 16). Uslar Pietri fustigó la insensatez del endeudamiento externo. El Universal. Caracas. Venezuela.

Subero, E. (1986) Arturo Uslar Pietri 33 Cuentos. Ediciones de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima. Cromotip. Caracas. Venezuela.

Uslar Pietri, A. (1953) Tierra Venezolana. Ediciones Dime. Huecograbado Fournier. Victoria. España.

LA

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