De acuerdo con el licenciado Freddy Suárez, en Venezuela “estamos muy atrasados” en cuanto a educación sexual en niñas, niños y adolescentes.
Suárez, como sicólogo especialista en la materia, dictó precisamente una conferencia en torno al tema, en el simposio efectuado este martes 11 de octubre en el Auditorio “Julio Pérez Rojas”, del Palacio de Gobierno, organizado por la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, de Barquisimeto.
–Generalmente –dijo–, en Venezuela, la educación sexual que estamos acostumbrados a recibir en nuestros hogares generalmente es muy tradicionalista y sin carácter científico, y eso comienza a generar una serie de consecuencias en lo que es la salud mental de la población misma, porque no se nos permite vivir bien y expresar nuestra sexualidad como debe ser.
¿A qué edad debe abordarse el inicio de la educación sexual en niños y adolescentes?
–No hay una edad fija o específica para que el niño, o la niña, comiencen a recibir educación sexual, sino que ello debe ocurrir desde el momento mismo en que nosotros vamos creciendo dentro de nuestros hogares.
–Y es ahí entonces cuando nuestros padres comienzan a hablarnos de algunas condiciones o características muy puntuales que supuestamente deben tener el varón o la hembra: Que si te debes vestir así; que si éstos son los colores de los niños y éstos los de las niñas; que si las niñas deben jugar con muñecas y los niños con carritos; que si las hembras deben sentarse así y los varones así, etc.
¿En hembras y en varones?
¿Hay alguna edad para abordar el inicio de la educación sexual tanto en hembras como en varones?
–Creo que básicamente es igual para ambos sexos, pero eso depende más de las creencias culturales y del conocimiento que de la materia tengan cada padre, cada madre o cada representante.
–Pero, insisto: Como tal, no hay una distinción en el sentido de que los varones deben ser educados sexualmente “así”, y las hembras “así”. Es decir, de maneras distintas.
¿Cómo podemos calificar la educación sexual en Venezuela en cuanto a los más pequeños, es decir, niñas, niños y adolescentes?
–Estamos muy atrasados, por cuanto en ese aspecto todo se maneja es en base a mitos y creencias, y no en base a la realidad científica de lo que debe ser una adecuada educación sexual.
Tabú religioso
Al parecer –le comentamos–, hay mucho tabú religioso al respecto.
–Sí. Ciertamente, hay muchos mitos sobre eso, cuando resulta que la educación sexual no se limita únicamente a la relación sexual o al coito en sí mismo, sino que es toda una forma de expresión que tiene qué ver con los sentimientos, con las emociones, con las creencias.
–Y es por eso que la educación sexual que tenemos se limita es a hablar sobre los métodos anticonceptivos, a las enfermedades de transmisión sexual, y a las relaciones sexuales, y todo eso hace que tengamos una visión muy limitada de lo que debe ser la educación sexual.
¿Debe incluirse la educación sexual como materia en el pensum educativo?
–Claro que sí. A mi juicio, la educación sexual como tal debe incluirse como materia a ver en el pensum educativo del país, por las razones que antes ya expliqué.
–Y también hay otro detalle: Es que la sexualidad humana es mucho más amplia que eso, y va mucho más allá de una enfermedad que yo pueda adquirir.
–Obviamente, tampoco vamos a negar que las enfermedades de transmisión sexual son una realidad, y hay que prevenirlas, por supuesto, pero ocurre que entonces no se me enseña mi responsabilidad con mi cuerpo ni con mi forma de expresar mi sexualidad, y sobre todo en cuanto a la expresión de la sexualidad del otro, o de la otra.
–Por cierto, esto último deviene de que siempre tenemos el estigma de lo que se conoce como la heteronormatividad, criterio según el cual existen hombres y mujeres, y ya.
–Lo demás se halla estigmatizado, en el sentido de que si eso es pecado, o de que si aquello es malo, etc.
Reinaldo Gómez
Gráfica: Julio Colmenárez