Durante los últimos meses el tratamiento de acupuntura en animales es una tendencia que va en crecimiento en Pekín. Estas terapias son una elección para los dueños de las mascotas, debido a que son menos invasivas y conllevan menos efectos secundarios que los tratamientos tradicionales.

«La ventaja de la medicina tradicional china es que no hay cirugía», asegura a AFP Zhai Chunyu, el propietario de Duniu, de 38 años. «Así, el sufrimiento del animal se reduce».

Con solo tres años, este caniche miniatura padece la enfermedad de Legg-Calve-Perthes, que afecta la cabeza femoral y puede provocar una dolorosa osteoartritis. «Tenía tanto dolor que ya no podía apoyar la pata en el suelo» y «no tenía apetito», dice Zhai, que trabaja en finanzas.

«Un doctor me aconsejó que se le retirara la cabeza femoral. Pero no quería porque tengo otro caniche que le ocurrió y sufrió mucho de la operación y las secuelas», explica. «Después de cinco o seis sesiones, vimos los resultados. Duniu consigue andar e incluso correr un poco ahora», celebra.

Medicinas complementarias

La acupuntura en animales goza de siglos de historia en China, asegura el veterinario Li Wen, que abrió su consulta en 2016. «La medicina tradicional china no pretende reemplazar la medicina convencional» porque «ambas tienen sus fortalezas» y son complementarias, explica.

Antes de empezar el tratamiento, el veterinario pesa al animal, comprueba su vista y el color de su lengua, le toma el pulso y formula algunas preguntas a su dueño. Después procede a colocar las agujas en unos puntos específicos para perros y gatos.

«De diez animales que recibo de media cada día, siempre hay uno o dos que se rebelan», confiesa Li. «Tienes que comunicarte con ellos, tratarlos con cuidado, garantizarles que no estás allí para hacerles daño», explica.

Li trabaja especialmente casos de parálisis, debilidad de las extremidades, epilepsia, dolor y retención de orina. Pero la acupuntura también puede usarse para las dolencias cuando no hay ningún otro tratamiento disponible.

Ese fue el caso de Xiaomei, un labrador macho de 12 años que sufría compresión nerviosa en la zona lumbar.

«El pasado septiembre, después de nadar, no podía ponerse en pie. Un veterinario nos dijo entonces que era imposible de tratar y que iba a quedar paralizado», recuerda su propietario Ma Li, de 41 años. «Gracias a la acupuntura, todavía tiene dificultades, pero puede caminar con normalidad e incluso correr», explica.

Fuente: La Razón

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