En momentos en que Haití se hunde rápidamente en el caos, su vecino, República Dominicana, ha respondido desde principios de esta semana con medidas enérgicas contra los migrantes y con una mayor presencia militar, la cual el gobierno asegura servirá para “garantizar la seguridad fronteriza”.
Pero algunos temen que estas acciones sólo profundicen una añeja xenofobia en contra de los haitianos y perjudiquen a la economía de ambas naciones.
El domingo, el presidente dominicano Luis Abinader anunció la mayor adquisición de equipo militar por parte de su país desde 1961: Seis helicópteros, 10 aeronaves, 21 vehículos blindados y cuatro camiones antimotines.
En caso de que se envíen fuerzas internacionales en respuesta al llamado del gobierno haitiano para ayudar en el combate a las pandillas, “nosotros cerraríamos y bloquearíamos la frontera. Es muy peligroso para la integridad dominicana recibir asilos aquí en el país”, dijo Abinader en conferencia de prensa.
Las autoridades dominicanas también anunciaron que sopesarían la posibilidad de imponer controles migratorios más estrictos en la frontera con Haití en el futuro.
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