La delegación de paz de la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN) que permanecía en Cuba desde hace más de cuatro años tras la suspensión de un diálogo con el gobierno de su país salió de la nación caribeña.
La presencia de los rebeldes en la isla fue uno de los argumentos de Estados Unidos para reincorporar a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo en 2020, incrementando las sanciones que pesan sobre ella y buscan presionar un cambio de modelo político.
En un comunicado emitido el lunes a primera hora, el ELN informó de la partida. Aunque no hizo explícito el destino del grupo, una nota del periódico oficial Granma indicó que irían a Venezuela.
La nota del grupo fue acompañada de una foto en la cual se ve una docena de dirigentes del ELN acompañados de diplomáticos garantes de paz junto a la escalerilla de un avión de la línea CONVIASA, de bandera venezolana. En el centro se observa a Pablo Beltrán, el actual líder de la delegación de paz por parte de los rebeldes.
“Esta es una victoria de la razón y del Derecho Internacional frente al propósito de perfidia que en el gobierno (del ex presidente colombiano Iván) Duque buscó no sólo burlar las obligaciones contraídas con el ELN y con la comunidad internacional sino causar grave daño al pueblo y a la República de Cuba, por ser país sede de las conversaciones en su compromiso con la paz de Colombia”, expresó la misiva.
Los delegados habían llegado a Cuba en 2018 luego del inicio de las conversaciones que se desarrollaron desde 2017 en Ecuador. La mesa estaba acompañada por Noruega, Venezuela y Cuba como garantes del proceso.
Duque suspendió en 2019 las conversaciones luego del estallido de una bomba en una escuela de policías de Bogotá en la que murieron 22 personas, ataque que el ELN reconoció haber cometido.
Duque demandó la captura -incluyendo notificaciones a Interpol- y entrega de los rebeldes, pero Cuba sostuvo que no lo haría amparándose en el protocolo de la mesa de conversaciones firmado por el propio gobierno colombiano.
Con la asunción de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, las conversaciones se reanudaron y el propio mandatario consideró una injusticia que Estados Unidos incluyera a Cuba en la lista negra cuando pretendía cooperar con el proceso de paz.
La inclusión de la nación caribeña, que había sido eliminada de la lista la década pasada en el contexto de un acercamiento histórico durante el mandato de Barack Obama, tiene implicaciones prácticas para Cuba, como la dificultad para realizar operaciones financieras, y refuerza las sanciones que ya llevan seis décadas.
En Bogotá, el presidente Petro señaló el lunes que durante una reunión con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, le indicó que la inclusión de Cuba en el listado era una “injusticia”.
El mandatario argumentó que la isla sólo había cumplido con lo dispuesto en los acuerdos al no entregar a los rebeldes a su predecesor Duque. Blinken indicó que además de ese parámetro, Estados Unidos irá evaluando el comportamiento de la isla.
AP