El famoso museo del Louvre, en París, ha sido el escenario de un audaz robo ejecutado con una precisión digna de una película. Según el ministro del Interior, Laurent Núñez, los delincuentes, que se estima eran «tres o cuatro», lograron perpetrar la sustracción de valiosas joyas en apenas unos minutos, dejando a las autoridades consternadas por la audacia del asalto.
Los ladrones llegaron al lugar en moto y explotaron estratégicamente un punto débil: unas obras de construcción cercanas. Aprovechando la coyuntura, utilizaron un montacargas para ascender hasta la primera planta del museo y rompieron las ventanas, logrando penetrar en el interior de las instalaciones de seguridad. El objetivo era claro y de altísimo valor.
Una vez dentro, los delincuentes se hicieron con un número aún no determinado de joyas que formaban parte de la colección de Napoleón III y su esposa, la emperatriz Eugenia. Afortunadamente, la Policía ha logrado recuperar una de las motos de los ladrones y una de las piezas sustraídas: una de las coronas de la emperatriz, que fue hallada rota.
Esta corona recuperada destaca por su asombroso valor intrínseco, ya que cuenta con nada menos que 2.490 diamantes y esmeraldas. Aunque el resto de las joyas robadas sigue siendo el foco de una intensa búsqueda, la recuperación de esta pieza ofrece un rayo de esperanza mientras la policía continúa investigando este asalto que pone en jaque la seguridad del museo más visitado del mundo.
Foto: AFP