El ingeniero Julio Gutiérrez, presidente del Colegio de Ingenieros del Estado Lara (CIEL), aseveró que “los árboles no sólo deben ser protegidos por su función ecológica, sino también por su dignidad como seres vivos”.
Gutiérrez dejó ver tal apreciación en sus palabras de bienvenida y de presentación del foro denominado “Los árboles también son ciudadanos”, que se desarrolló en la sede del gremio antes citado, de Barquisimeto, estado Lara, con la presencia de un amplio y calificado público interesado en la materia.
Se trató de un evento organizado fundamentalmente por el Movimiento Unidos por el Agua y los Derechos Humanos, con el apoyo de otros factores, tales como el Consejo Consultivo de la Ciudad, el Decanato de Ingeniería Civil y Urbanismo de la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”; la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, Núcleo Barquisimeto, y el Instituto Municipal de Parques de Iribarren.
Relevancia profunda
En sus palabras, Gutiérrez expresó que, en el contexto de la crisis ambiental global y de la creciente urbanización de la ciudad, la frase “Los árboles también son ciudadanos” adquiere una relevancia profunda.
-Esta expresión, más que una metáfora poética, plantea una reconsideración del concepto de ciudadanía, extendiéndolo hacia los seres vivos no humanos que habitan el espacio urbano.
Los árboles, como elementos vitales del ecosistema urbano, desempeñan funciones esenciales para la salud ambiental, el bienestar social y la sostenibilidad de las ciudades.
Y este foro propone una reflexión crítica sobre el papel de los árboles en la vida urbana, bajo el argumento de que reconocerlos como “ciudadanos” implica una transformación ética, política y ecológica en la manera en que concebimos la ciudad y sus habitantes.
El concepto de “ciudadanía”, tradicionalmente entendida como un conjunto de derechos y deberes atribuidos a los seres humanos dentro de una comunidad política, ha sido objeto de revisión en las últimas décadas.
–Así, teóricos como Bruno Latour y Donna Haraway han condenado el antropocentrismo dominante, y han propuesto modelos de coexistencia que incluyen a los no humanos como actores relevantes, y, en ese marco, los árboles pueden ser considerados “ciudadanos ecológicos”, al formar parte activa del tejido urbano y contribuir al bienestar colectivo.
Servicios fundamentales
Los árboles urbanos ofrecen servicios ecosistémicos fundamentales: Purifican el aire, regulan la temperatura, capturan carbono, reducen la contaminación acústica y albergan biodiversidad, destacó
Además, su presencia está vinculada a beneficios sicológicos y sociales, como la reducción del estrés y el fortalecimiento del sentido de comunidad.
Sin embargo, la distribución desigual de áreas verdes en las ciudades también refleja una injusticia ambiental que afecta principalmente a comunidades vulnerables.
Pero la gestión de los árboles urbanos no debe ser una tarea exclusivamente técnica o administrativa, porque la ciudadanía tiene el deber ser de participar activamente en las protección, conservación y expansión del arbolado urbano, y esto incluye la denuncia de talas injustificadas, la promoción de programas de reforestación y la incorporación de la comunidad en decisiones sobre planificación urbana.
Por cierto, en algunos países como Colombia y Nueva Zelanda, se han reconocido derechos legales a elementos de la naturaleza, lo que abre la puerta a una nueva forma de gobernanza ambiental.
El arbolado primero
Participación destacada tuvieron allí los bachilleres Juan Fonseca y Juan Ortiz, estudiantes de arquitectura y de urbanismo en el Núcleo Barquisimeto de la UCV y en el de Urbanismo de la UCLA, respectivamente, ambos bajo la acertada tutoría de la profesora Alexandra Rangel.
Los dos expusieron hicieron una detallada exposición acerca del arbolado urbano de la capital larense, en las cuales desglosaron la situación de las diferentes especies sembradas en las principales vías urbanas de la ciudad, todo ello –precisaron– con la idea de que Barquisimeto sea una urbe de espacios confortables.
En declaraciones a El Informador Venezuela, la arquitecta Rangel explicó que el estudio de sus dos tutoreados ha tenido como objeto conocer el tipo de árboles que requiere la ciudad en cada uno de sus espacios, “de manera que podamos reforestar en forma ordenada la ciudad, es decir, plantar árboles que no destruyan la calzada, el pavimento, las aceras y la red tanto de aguas servidas como de aguas blancas.
Explicó luego que, en su trabajo, Fonseca y Ortiz desarrollaron un censo del arbolado barquisimetano, en las avenidas “Pedro León Torres”, Lara, “Rómulo Gallegos”, Los Leones, Los Abogados, Vargas, La Salle y 20.
–Y ya hemos avanzado –siguió diciendo– en el proyecto que queremos regalarle a la capital larense para su aniversario N° 473, a objeto de, como antes se ha dicho, reordenar ese arbolado urbano barquisimetano.
Destacó que, en dicho proyecto, se sugieren las especies que deben sembrarse para mantener la armonía, así como también los espacios que cada árbol debe ocupar, e igualmente también la distancia entre ellos.
–Se han censado hasta ahora un total de aproximadamente 1.200 árboles, cada uno con sus respectivas características y tratamiento que requiere,
A la luz de las opiniones que en este foro se han emitido –le preguntamos– ¿A qué conclusión pudiéramos llegar?
–Bueno, fundamentalmente a la de que, en los últimos años, Barquisimeto ha sufrido un proceso de pérdida de masa arbórea.
_Y, segundo, que ello es consecuencia de varios fatores, y no de una solo, entre los cuales podemos mencionar la tala indiscriminada, la siembra de especies que no son nativas de la zona, la mala planificación urbana del pavimento y de las aceras, y el descuido y abandono colectivo generalizados.
Quiso finalmente recodar la arquitecta Rangel que este segundo proyecto se halla prácticamente en su etapa final, y que, inmediatamente de concluido éste, se pasará a la tercera fase, que ha sido denominada “Colores y jardines”, el cual involucra un tercer censo arbóreo, en las áreas que faltaron, para, como antes se indicó –dijo—, entregarle el resultado final del informe a las autoridades municipales, para su debido estudio y consideración (RG).
