Indonesia vive las secuelas de la peor ola de protestas en años, que dejó al menos ocho muertos y miles de detenidos. Aunque las manifestaciones se han reducido tras el despliegue del ejército y la Policía, el descontento popular sigue latente.
Las protestas comenzaron pacíficamente la semana pasada, cuando estudiantes y sindicatos rechazaron el subsidio mensual de 50 millones de rupias (unos US$3.000) aprobado para legisladores, una cifra más de 10 veces superior al salario mínimo nacional.
“El poder adquisitivo de la gente es bajo y estamos pasando apuros aquí… Estos representantes no nos representan”, señaló Daniel Winarta, del Instituto de Asistencia Legal de Yakarta, reseña CNN.
La tensión escaló el jueves 28Ago, cuando un vehículo policial blindado atropelló y mató al conductor de una motocicleta de transporte compartido, Affan Kurniawan. Su muerte desató disturbios masivos durante el fin de semana, con edificios incendiados, saqueos a casas de parlamentarios y enfrentamientos en varias ciudades.
La Policía Nacional informó la detención de 3.195 personas, incluyendo 1.240 en Yakarta. Ante la crisis, el presidente Prabowo Subianto canceló un viaje oficial a China para atender la situación, aunque sus concesiones aún no logran frenar el malestar económico y político que impulsa las protestas.
La aplicación de videos TikTok anunció el sábado la suspensión de su función en directo en Indonesia durante unos días para “mantener TikTok como un espacio seguro y civilizado”.
El domingo se produjeron escenas de tensión cuando el ejército se desplegó para proteger el palacio presidencial, mientras saqueadores irrumpían en una casa propiedad del ministro de Finanzas, Sri Mulyani Indrawati, en las afueras de la capital, Yakarta.
Hoy, aunque las calles están más tranquilas, las causas del conflicto permanecen abiertas y la tensión social no parece resuelta.