El hundimiento de la avenida Uruguay en Barquisimeto se ha convertido en un peligro y evidencia clara de la falta de atención por parte del gobierno. No hay siquiera una señal que alerte sobre el riesgo de transitar por esta vía, mientras cientos de motociclistas e incluso algunos conductores de vehículos ponen en juego su seguridad al circular por el estrecho espacio que aún queda disponible.
Asimismo, familias de las dos comunidades Cruz del Sur y La Ribera, situadas a la ladera del muro de tierra armada.


La Uruguay, concebida como una vía estratégica para unir de forma eficiente los municipios Iribarren y Palavecino, representó una infraestructura de gran relevancia. Sin embargo, su funcionalidad resultó breve, ya que desde su inauguración en 2003 estuvo constantemente afectada por deslizamientos, grietas y reparaciones. Finalmente, tras su colapso en 2015, se ordenó su clausura.
A solo cinco meses después de su apertura se registró la primera falla en la calzada del descenso, lo que dio inicio a continuas reparaciones. Siete años más tarde, surgieron nuevos inconvenientes. En 2013 un tubo se fracturó, causando socavaciones en la vía, y en diciembre de 2015, un deslizamiento de tierra en la comunidad de La Ribera, cercana a la avenida Uruguay, provocó el derrumbe parcial de cuatro viviendas, reseñaron los medios de comunicación.


Con este escenario, se ordenó el cierre permanente de la avenida Uruguay. Actualmente, se puede observar el avance de su deterioro, con matorrales y vertederos improvisados, y un alto riesgo para las familias que residen en la ladera de esa vía.
Colegio de ingenieros
En palabras del presidente del Colegio de Ingenieros del Estado Lara, Julio Gutiérrez, en la construcción de la vía, hubo un fallo en los cálculos y aunque defiende la técnica del muro de tierra armada, señala que este no debió haberse construido sin contar con una protección adecuada para el drenaje de agua de lluvia.


Explicó que el tubo se partió porque está ubicado cerca de la falla de Boconó, una zona donde el subsuelo está en constante movimiento, que combinado con el peso adicional provocó su fractura. Una vez roto, comenzó a filtrarse agua de lluvia proveniente de las avenidas Vargas y las áreas cercanas, lo que llevó al lavado del “material fino”. Esto generó espacios vacíos en el subsuelo, afectando directamente el pavimento.
A medida que continúe lloviendo, el agua se desliza cuesta abajo hacia las aletas de concreto sujetas al muro de tierra armada. En los bordes se observan pequeños hilos amarillos, que corresponden al material fino que se está desprendiendo progresivamente con cada lavado lo cual aumenta el riesgo.
Dos proyectos
Gutiérrez recordó que, en 2015 cuando ocurrió el deslizamiento en la zona, el entonces gobernador (Henri Falcón) se comunicó con la comisión de infraestructura, que él presidía. Tras realizar una inspección en el lugar, proporcionaron a la Gobernación las conclusiones y recomendaciones correspondientes.


La Gobernación contrató a un equipo de ingenieros certificados por el Colegio de Ingenieros, liderado por Luis Andrade, experto en suelos, quien se encargó de coordinar al grupo. Dentro del equipo se encontraban el ingeniero Wilmer Barreto, especialista en hidráulica, el urbanista Pablo Pacheco y otros expertos en pavimentos. Juntos trabajaron en la elaboración de dos propuestas con factibilidad. Se realizaron los ensayos correspondientes y, en agosto de 2016, se entregaron dos propuestas técnicas, ambas consideradas viables, aseguró.
La Gobernación seleccionó un proyecto que se trabajó en conjunto con el Instituto de Vialidad del estado Lara, incorporándolo en el Plan Operativo Anual (POA) del año 2017 con un costo estimado en ese entonces de 60 mil millones de bolívares fuertes. Para iniciar, se solicitó una primera partida de 30 mil millones, para ejecutar la primera etapa mediante un concurso público abierto, financiada con recursos provenientes del Situado.
Sin embargo, a mediados de julio y principios de agosto de 2017, se realizaron elecciones regionales y municipales. El gobernador en ejercicio (Falcón), quien buscaba su reelección, perdió frente a una nueva gobernadora, Carmen Meléndez quien no dio continuidad al proyecto, dejando las obras paralizadas y generando un riesgo latente.


Desde 2018, el país también enfrentó un proceso de hiperinflación y posteriormente la pandemia del COVID-19, lo que dificultó aún más la posibilidad de reactivar el plan. No obstante, parece evidente que gran parte del problema radica en la falta de voluntad política para llevar a cabo este proyecto, afirma Gutiérrez.
Desalojo de la zona
El presidente del Colegio de Ingenieros recordó que, en 2015, la primera recomendación fue desalojar la zona, debido a que el riesgo hacía inviable la presencia de personas en ese lugar. Esta misma sugerencia fue respaldada por Protección Civil. De hecho, la Gobernación ha procedido a reubicar a las familias afectadas y vuelven al sitio.
José Leal, residente de la zona, aunque dijo que no vive cerca del muro, sino frente a la avenida Ribereña, en el pasado algunas familias fueron reubicadas. Sin embargo, llegan otras que provocan nuevos inconvenientes al romper tuberías de agua y alcantarillado para conectarse a los servicios.
“Ese muro cada día se daña más y aumente el peligro”. Hace meses dijeron que una empresa iraní y que iba reparar la vía, pero después no se supo más nada”. Los consejos comunales tampoco hacen las gestiones necesarias.
Al respecto, Emilio Álvarez, quien vivió muchos años por el sector, lamenta el abandono de la vía y el gobierno no interviene ¿será que están esperando que haya una desgracia para actuar? Se preguntó al igual que José Leal. ac




