Recordando a Hernán José Álvarez Álvarez

Hace 95 años cuando Barquisimeto celebraba la inauguración de la Carretera Trasandina, que atravesaba por la capital del estado Lara, en su trayecto que unía a Caracas con San Antonio del Táchira a través de sus 1269 kilómetros, corría el año de 1930, el mismo cuando debutó el Jazz Band Unión del maestro Rafael Miguel López en el Baile de Carnaval del Club Unión y estaban en plenos trabajos de construcción el Cuartel Jacinto Lara, el Parque Ayacucho, la Caja de Agua y las calzadas de las calles del perímetro del casco central de la ciudad terminaban de ser recubiertas de “macadam”, es decir, de concreto y dentro de todo ese desenvolvimiento que encaminaba a nuestra urbe crepuscular hacia la modernización urbana y sociocultural, nace el día 1º de mayo de ese año de 1930, el talentoso Hernán José Álvarez Álvarez, de nuestra más grata recordación, hijo de gente enclavada en el corazón de la comarca y que fueron testigos de excepción de la evolución tanto espiritual, como material de Barquisimeto.

Hernán José Álvarez Álvarez, hizo sus estudios en el Colegio La Salle de Barquisimeto, en la confraternidad cómplice que propicia la adolescencia y donde cobrará en él especial relieve el dibujo y con apenas 15 años en 1945 se inicia como dibujante arquitectónico dada su destreza en este campo. Pero igualmente dejará testimonio de su palpitar artístico, en una serie de dibujos de motivos taurinos hechos en esa época en una especia de libreta de mediano formato. Estos fueron destellos del aurea descollante que desarrollaría  a la postre como artista plástico, cuyo genio entonces en gestación iba enriqueciéndose con avidez fabulosa.

Recordamos con complacencia el grato compartir en su casa mientras escuchábamos música, porque era un excelente melómano, las anécdotas de su infancia y de sus peripecias en el mundo del arte, al rememorar que la afición por el dibujo venía de su abuelo don Lorenzo Álvarez, el fundador del célebre periódico barquisimetano “El Eco Industrial”, quien preparaba personalmente el artístico rótulo del nombre que identificaba al afamado rotativo para encabezar la parte superior de la primera página, lo cual hacía a mano, para luego elaborar el cliché, con la lámina de plomo sensibilizada con ácido, donde dentro de una caja con la parte superior de vidrio, entraba la luz del sol que hacía que la imagen del negativo se grabara en el plomo, para así crear la pieza que proporcionaría la imagen gráfica en la impresión. Eran tiempos de ingenio y creatividad, de alta inteligencia, alta moral y en fin ese cúmulo de virtudes del hogar y el ciudadano.

En la casa de sus padres, conocerá al maestro Antonio Carrillo y aprenderá de él la apreciación artística y el gusto por la música como quien cata un fino licor, dentro del más profundo deleite de los sentidos. Esta circunstancia será punto de partida para el cultivo de su gusto fascinante por la música, por la valoración hacia nuestros autores y compositores regionales y nacionales, así como también los nuevos ritmos que internacionalmente causaban furor como el Jazz y a la postre el Bossa-nova. Recordaba con emoción los bailes en el Centro Social donde su padre era socio, bajo los alegres ritmos de la Orquesta del maestro Rafael Miguel López a quien desde entonces admiraba enormemente, de cuya amistad a la postre Hernán le haría las mejores fotografías que el maestro lucía con orgullo en el recibidor de su casa, porque además, Hernán había cultivado en sumo grado también la fotografía. Eran igualmente, los tiempos del escenario de Radio Barquisimeto, que había ampliado su “Estudio A” con un aforo para 150 personas, al incorporar el jardín de la vieja casa donde funcionaba al corredor de la entrada donde estaba el estudio y así lograr, que el grupo de cillas plegables de robusto metal quedara, una parte bajo el techo de tejas y otra a cielo abierto, con los parlantes que permitían escuchar con claridad lo que ocurría detrás de los inmensos paneles de vidrio, que separaban al público de la cabina de transmisión. Allí, Hernán disfrutó de la presentación de Pedro Vargas, de Mapy Cortés, los Indios Tabajaras y tanto otros artistas internacionales que pasaron por los micrófonos de Radio Barquisimeto.

Hernán José Álvarez Álvarez dado su talento innato, desde 1947 comienza a trabajar en pinturas miniaturas elaboradas sobre granos de maíz y sobre cabezas de alfileres, cuya obra despertó gran entusiasmo en la exhibición que realizó por vez primera, que fue una muestra de aquel trabajo nada más y nada menos, que en la Gran Feria Exposición de Barquisimeto, realizada con motivo del cuatricentenario de la fundación de la ciudad en 1952. Dentro de aquel éxito conquistado, estrecha lazos de amistad con quien luego sería Secretario General de Gobierno, el intelectual y gran acuarelista Aníbal Lisandro Alvarado, hijo del Dr. Lisandro Alvarado. Con él saldrá a pintar al campo, al mar, por diversos parajes desarrollando obras directamente sin dibujo previo.

Comentaba el propio Hernán Álvarez, que fue por intermedio de Aníbal Lisandro Alvarado que entra en contacto con el artista español Alejandro Sánchez Felipe, un dibujante de técnica extraordinaria y sus pinturas y acuarelas, de estilo realista, constituyen auténticas celebraciones del paisaje urbano y excelentes ejemplos de la estampa costumbrista de la Venezuela de esos años y toda su obra pictórica se destaca por la minuciosidad en los detalles. Sánchez Felipe, desde 1933, viajó por varios países de América entre ellos Venezuela, donde además de pintar, se dedicó a la enseñanza; formándose bajo su instrucción y estímulo varios de nuestros artistas más importantes, entre ellos Hernán José Álvarez Álvarez, por lo cual nuestro personaje de hoy, realizó sus estudios y orientaciones en el delicado y meticuloso arte de la plumilla con este español insigne, estudios que a su vez enriqueció en esos mismos días al lado de otro de los grandes de nuestro país, orgullo de Barquisimeto y Lara toda, como lo es el maestro Rafael Monasterios. Entonces el bar restaurante del viejo edificio de La Francia, construido por Plácido Casas en 1944, en la esquina noroeste de la hoy carrera 19 con la calle 25 frente al Teatro Juares, era el reducto de reunión entre Hernán, Sánchez Felipe, Monasterios y Ramón Díaz Lugo. De aquellas amenas tertulias, que para Hernán eran centro de aprendizaje artístico cultural, se concretaban las lecciones en la habitación del propio Alejandro Sánchez Felipe en el Hotel La Francia sobre el bar restaurante epicentro de tertulias o en la casa donde habitaba Monasterios en ese entonces.

Paralelamente, se va enriqueciendo de la misma manera su destreza y prestigio como dibujante arquitectónico y ese mismo año de 1952, realiza los planos del actual edificio central del Country Club de Barquisimeto, bajo la dirección del Ingeniero Carlos Fernando Delgado Rovati, como también la casa de habitación del empresario Moisés Álvarez en la esquina sureste de la hoy carrera 16 con la calle 28 entre otras. Tan relevante desempeño, le sirve de aval para entrar al equipo técnico de la Dirección de Obras Públicas del Estado en 1959.

Tales condiciones, se amalgarán en él perfectamente al dominar el dibujo, la plumilla , la acuarela y el óleo, con la inclinación preferente a la plumilla, de las cuales expresará su amigo y compañero de tertulia con Sánchez Felipe y Rafael Monasterios, el maestro Ramón Díaz Lugo (1988):

“…Hernán Álvarez es de los artistas que sorprenden por la habilidad del oficio de dibujante, y por el don especial de realizar obras con un buen sentido de la composición, apoyándose en el justo valor de la línea. Son trabajos que exigen del espectador una mayor contemplación por lo efectos estéticos que logra con la plumilla.

También sorprende por su posición analítica en cuanto a la forma de plantear y de resolver los temas de sus obras, valiéndose de la línea en toda la valoración para precisar ciertos detalles de los volúmenes y de los objetos.

Esa calidad se debe en gran parte a los fructíferos contactos que Hernán Álvarez sostuvo en la década del 40 con el insigne artista Hispano Sánchez Felipe, quien se convirtió desde entonces en su guía y fundamento para la obra que adelanta en la actualidad…”

En 1961, según contaba el amigo José de Jesús Jiménez, de nuestra grata recordación igualmente, que bajo el liderazgo de Amadeo Álvarez, en unión de su persona, Emisael Giménez, Rafael López Sánchez, Jesús Mérida, Jesús María Yépez, Juan de Dios Manresa, Hernán José Álvarez Álvarez y Daniel Terraza, entre otros se fundó el afamado “Foto Cine Club Barquisimeto”, que se inició en un local que estaba en la carrera 18 entre calles 23 y 24; luego se traslada a la calle 29 entre carreras 22 y 23 en una sección de la Lavandería Londres de José de Jesús Jiménez, hasta finalmente ubicarse en el Edificio Ramos García en la avenida 20 entre 25 y 26, edificio, donde instalarían un laboratorio y una pequeña sala de reuniones y conferencias, donde como hemos visto estuvo involucrado Hernán Álvarez por artista del lente fotográfico que también fue.

En 1983, realiza la primera gran exposición individual de su trabajo, en la galería de Arte Villalón, quien lo insta a realizarla y lo estimula para la concreción de la misma, por la admiración, respeto y consideración que tuvo Villalón para con este artista, que en esa oportunidad exhibió una producción de Aguas Tintas, de las cuales dirá la periodista Ivonne Briceño en aquella ocasión:

“…El artista Hernán Álvarez, ha resultado ser la revelación del momento, si tomamos en cuenta el éxito rotundo que tuvo en la exposición de 30 de sus obras en aguas tintas. 18 de las cuales fueron adquiridas la misma noche de la inauguración, en la Galería de Arte Villalón, el viernes pasado. Tanto el público en general, como los conocedores de este arte, opinaron sobre la destreza y dominio de la técnica, combinada de la plumilla y la acuarela en una realización armoniosa y limpia.

En esta ronda dominical, conversamos con el artista, que tiene una amplia trayectoria como dibujante arquitectónico, como fotógrafo y como miniaturista, pero como pintor es la primera vez que expone, en lo que seguramente será el inicio de una carrera de éxitos.

“Fue por insistencia de Armando Villalón, uno de los que con mayor pasión ha creído en mi obra, quien me impulsó a exponer por primera vez estos trabajos que había iniciado hace tiempo, como un escape de la rutina, del trabajo diario, pero nunca pensé que iba a tener tanto éxito en el público” (…) “En primer lugar, tengo 34 años trabajando como dibujante arquitectónico y eso me ha llevado a conocer a fondo la plumilla y la tinta china. Por otro lado, esta exposición es un homenaje a dos artistas famosos, como lo son Aníbal Lisandro Alvarado, acuarelista por excelencia y al artista español, Sánchez Felipe, dibujante que pasó una temporada en Venezuela y tuve oportunidad de conocer por Aníbal, quien fue mi gran amigo. De ambos aprendí muchas cosas de esas artes. Esa influencia fue para toda la vida y ahora está dando sus resultados”.

Entre los proyectos que tiene para el próximo año Hernán Álvarez, expresa que llevará algunas de sus obras a Caracas, siempre con el apadrinamiento de Armando Villalón, a quien le debe su lanzamiento como pintor…”

De esta forma Ivonne Briceño, a través de su impronta en el Diario El Informador, dejaba plasmadas las impresiones y expectativas que generó aquella exposición de Hernán José Álvarez Álvarez, quien participó en un sinfín de muestras colectivas de 1976 a 1988. En los albores del 2000 nos referimos a su figura en el No. 12 del Año 1 de la Revista Coktail, donde escribimos:

“…Su pasión por la fotografía diríamos que es otra faceta que complementa el acucioso entrenamiento perfeccionista de sus veteranas pupilas, que recrean con pasión el más mínimo detalle en cada uno de sus lienzos o plumillas; hojas, la textura rugosa de la corteza de un árbol, la mohosidad de una vetusta teja, la terrosidad de una antigua pared o un polvoriento camino, son efectos que en sus trabajos, nos transportan psicológicamente al instante, haciendo que en nuestra sapiencia se dibujen estas imágenes con toda la fuerza cromática de nuestro entendimiento, porque la exactitud de cada una de sus estampas del natural, con elocuencia así lo constituyen íntima e interiormente en nuestro ser, a pesar de ser las plumillas en blanco y negro. Este fenómeno es posible precisamente por la sinceridad expresiva que le imprime Hernán Álvarez a cada uno de sus espléndidos trabajos, de incuestionabl  acuciosidad lírica más que fotográfica, porque así se siente, porque así están concebidas, porque así es el arte, apasionada emotividad a manos llenas…”

Hernán José Álvarez Álvarez, cumplió su ciclo vital el 17 de abril del año 2012, dejando un legado artístico para la posteridad en cada uno de sus trabajos, de su inspiración, de su recuerdo en el palpitar honesto de quienes lo apreciamos y admiramos de siempre y que al cumplirse los 95 años de su natalicio hoy lo recordamos con honesta sinceridad dentro del más grato afecto.

Barquisimeto, domingo 04 de mayo de 2025.

 LA

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