A partir del lunes 26 de septiembre, los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander conectarán de nuevo el comercio legal entre Colombia y Venezuela ante la gran expectativa de sus pobladores que por siete años han aguardado la reapertura.
“No queremos que sea un show mediático ni un acto simbólico, sino una reactivación económica con toda la legalidad como lo veníamos haciendo antes del 2015”, dijo a The Associated Press Sandra Guzmán Lizarazo, presidente de la Federación Colombiana de Agentes Logísticos en Comercio Internacional de Cúcuta. “Vamos a empezar de cero y lo primero es crear confianza en que las operaciones van a ser constantes”, agregó.
El acto de reapertura de la frontera está planeado para las 10 de la mañana, hora local colombiana.
Con la inminente reapertura, los vehículos empezaron a recorrer Colombia para llegar a la frontera cargados de productos como cartón corrugado, confitería, papel higiénico y vasos plásticos, que hace unos años se importaban de Venezuela y ahora se exportarán, según Guzmán Lizarazo.
La extensa región fronteriza de 2.200 kilómetros entre Colombia y Venezuela está conectada por puentes binacionales, algunos alzados sobre el río Táchira. Lo que solía ser una frontera común que unía vínculos familiares y económicos cambió radicalmente en agosto de 2015, cuando Maduro ordenó su cierre luego de un ataque que dejó heridos a tres militares cuando cumplían un operativo contra el contrabando en San Antonio del Táchira, del lado venezolano.
La vida de los pobladores que solían cruzar la frontera para hacer compras o trabajar cambió de la noche a la mañana. Cientos de militares venezolanos resguardaban la frontera cerrada y pocos días después inició la deportación de miles de colombianos.
Desde entonces en la frontera se han dado cierres y aperturas intermitentes para peatones y más de dos millones de venezolanos han migrado a Colombia, pero el cierre comercial permaneció y supuso un golpe a la economía legal. Algunas mercancías lograban pasar por el norte de la frontera en Paraguachón, en La Guajira colombiana, pero los puentes de Norte de Santander que conectan con el estado Táchira permanecieron cerrados.
Lejos quedaron los años de bonanza en los que el comercio bilateral superó los 7.000 millones de dólares, durante su pico en 2008. En el 2020, durante la pandemia, se registró la cifra más baja con 222 millones de dólares, dijo el Ministerio de Comercio colombiano.
Aún es incierto el impacto que tendrá la reapertura para el 2022 y las estimaciones varían. De acuerdo con la Cámara Colombo Venezolana podría llegar a 1.000 millones de dólares y según el gobierno venezolano a 4.000 millones de dólares. En cualquier caso, se trata de superar la cifra actual registrada por el gobierno colombiano que indica que hasta julio el comercio alcanzó los 383 millones de dólares.
El comercio no se ha detenido por el cierre oficial, ha continuado en forma de contrabando por decenas de pasos ilegales -llamados trochas-. Se trata además de un corredor clave para el tráfico de armas, la trata de personas y el narcotráfico que se disputan varios grupos armados ilegales como la guerrilla Ejército de Liberación Nacional, el Tren de Aragua, el Clan del Golfo y las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Uno de los principales retos que tienen los gobiernos será controlar el contrabando y garantizar la seguridad en la frontera. La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) de Colombia detalló a la AP que la activación de las operaciones aduaneras estarán acompañadas del control a través de las áreas de fiscalización y la policía fiscal y aduanera.
Fuente: AP