Colegio San Agustín

De ese Barquisimeto que se va diluyendo en el tiempo, de esos recuerdos que pareciesen que desaparecieron para siempre, aún quedan vestigios que palpitan en la trama urbana del casco central de la ciudad capital del estado Lara, de esta ciudad que pretendemos siempre viva, como lo expresó en una oportunidad Rosario Anzola al escribir del célebre y ocurrente Juancho Alvarado, está presente en su historia el afamado Colegio San Agustín, cuyo inmueble permanece en pie en la esquina noroeste de la actual carrera 16 con la calle 29.

Raúl Azparren (1978) en su libro “Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares”, nos comenta:

“…Los anales educacionales cultos de Barquisimeto estampas por sus características notables y ejemplares, el nombre luminoso del Pbro. Juan Pablo Wohnsiedler, el célebre y capacitado institutor de magnífica actuación en el Colegio San Agustín, donde se daban cursos de bachillerato, por él fundado y dirigido a través de trece años consecutivos y del que, conforme anota la Enciclopedia Larense del historiados R. D. Silva Uzcátegui, egresaron alumnos que según estimaciones, veinte se graduaron en medicina, igual número en derecho, más de cuatro siguieron órdenes del sacerdocio católico, y varios ingenieros. Muchos de ellos contribuyentes de significativo aporte a la intelectualidad que se distinguió en Barquisimeto durante buen tiempo…”

El artífice del Colegio San Agustín, el Pbro. Dr. Juan Pablo Wohnsiedler, primero fundó y dirigió la Escuela San Agustín en 1877, la cual duro poco tiempo, pues en 1878 se transformó en Colegio San Agustín con los estudios de bachillerato, como lo comenta Azparren (1978). De igual forma, de acuerdo al Pbro. Víctor José Pineda (1934), el Pbro. Wohnsiedler, fue Vice- Rector del Seminario San Agustín fundado por el Obispo Dr. Víctor José Díez, que como lo refiere Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1942), su inauguración tuvo lugar el 3 de octubre de 1869, cuyo Rector fue el Pbro. Dr. Antonio María Durán, quien renunció en 1870 confiándole el cargo al Pbro. Juan Pablo Wohnsiedler, pero clausurados estos establecimientos en 1872, pensaron entonces en otro tipo de institución que no colidiera con las nuevas Leyes de la República, para la educación de los sacerdotes. Según el Pbro. Víctor José Pineda (1934), estas fueron las razones que desembocaron en la fundación de la Escuela San Agustín en 1877, que fue elevada a Colegio el 14 de enero de 1878, con el permiso del Gobierno Nacional.

Así el Colegio San Agustín, buscó sortear la dificultad producto de la norma legislativa que clausuró los seminarios, al establecerse éste como un nuevo instituto que ofertaba enseñanza de carácter general, empezando con pocos alumnos y a los seis meses contaba con veinte internos, veinticinco externos y cinco semi-internos, el cual consecuente con su concepción adoptó el sistema mixto de educación seglar y sacerdotal, siendo para ello dividido en secciones: primaria y secundaria, filosófica, sacerdotal, cursos preparatorios, idiomas, enseñanza mercantil, pintura y música.

Fue así, que casi todos los alumnos que pasaron por el Colegio San Agustín empezaron por las primeras letras, de modo que desde el principio iban ascendiendo a los demás grados con la uniformidad del método, que según el Pbro. Pineda, el aprendizaje era sólido, donde el Pbro. Dr. Wohnsiedler regentaba todas las clases a excepción de la de música a cargo del Maestro José Eligio Torrealba y las cátedras de francés e inglés las dictaba su hermano médico el Dr. Simón Wohnsiedler, como igualmente sucedió con las clases de pintura, que estaban a cargo del Pbro. Saltos Silva.

Nos acota Silva Uzcátegui, que este instituto significa en la historia de nuestra cultura regional, uno de los más célebres que ha tenido el estado Lara “…y los frutos que dio justifican la fama que adquirió su Director el padre Wohnsiedler, reputado como el más grande educador barquisimetano…”

El Pbro. Dr. Juan Pablo Wohnsiedler Morán como visionario de la formación integral de los niños y jóvenes, además de enfatizar las clases de moral y urbanidad en aquella institución adelantándose a su época, hizo traer de Europa aparatos de gimnasia, para una clase especial que se impartía dentro del mismo instituto, que luego fue reemplaza por “…ejercicios corporales fuera del local, regularmente por las márgenes del río Turbio, en los días de fiesta y en una que otra tarde de los días de labor…”

Pues bien, en el Colegio San Agustín, las clases de música fueron igualmente célebres de manos del maestro José Eligio Torrealba, excelente músico de aquilatada erudición artística, quien contó entre sus alumnos a figuras como el yaracuyano Miguel Antonio Guerra Ravelo, fundador de la Orquesta Mavare y el magnífico violinista, pedagogo y compositor internacional, el barquisimetano Francisco de Paula “Franco” Medina y fue tanta la fama que adquirió el Maestro José Eligio Torrealba que trascendió la fronteras crepusculares, llegándose hasta estas tierras para estudiar música con él, Alfredo Paz Abreu de Caracas y Arístides González de Maracaibo y al efecto nos refiere Rafael Domingo Silva Uzcátegui, que el 11 de septiembre de 1881 tuvo lugar en la Iglesia La Paz, una solemnidad con motivo de la celebración de los nueve años de la fundación del Colegio San Agustín, donde la música estuvo a cargo del Maestro José Eligio Torrealba, quien dirigió una misa compuesta por Paz Abreu, donde cantaron desde lo alto del coro el Dr. Tomas Barradas y las señoritas Estéfana Castillo, Romelia López, Fraudina Liscano, Mercedes Urdaneta.

Por otra parte, el Dr. Leopoldo Torres (1921) en su Semblanza del General Aquilino Juares, quien gobernó el estado Lara de 1871 a 1872 y de 1894 a 1898, refiere los merecimientos en cuanto a las consideraciones sociales de aquel gobernante, su ilustración y posición política hasta llegar a la más alta graduación militar y a ocupar puestos preeminentes en la Administración pública tanto regional como nacional y nos dice el Dr. Torres:

“…Pero cuando se destacó con luminoso relieve de estadista honrado y consciente, de progresista fervoroso, de pensador profundo, de orador espontáneo y expresivo, de idólatra de la Ley y de los principios verdaderamente liberales que profesaba con devoción, sin llegar a la intolerancia, y de su amor a los adelantos culturales, fue cuando ejerció la Presidencia Constitucional del Estado Lara – Yaracuy…”

El interés del General Aquilino Juares por la educación y la cultural fueron sobresalientes durante de su gestión gubernativa, dándole impulso al Colegio Nacional de Niñas de Barquisimeto, que graduó las primeras mujeres bachilleres, creando once escuelas nocturnas en los Distritos en bien de los hijos del pueblo, como lo comenta el Dr. Leopoldo Torres y las becas que propició a los niños pobres de los once Distritos del estado que gobernaba, para que estudiasen en el Colegio Libertador de Barquisimeto y en todo aquellos destacan las pensiones acordadas a los jóvenes Julio Teodoro Arce, Francisco de Paula Medina y Eliecer Ugel para que perfeccionasen su arte en el extranjero.

Hacemos este paréntesis dentro del recuento que presentamos hoy en Reseña de la Añoranza del Colegio San Agustín, porque el General Aquilino Juares bien lo merece, pues es realmente admirable, como sin haber logrado sus estudios más allá de las primeras letras y proveniente de un hogar sumamente humilde y habiendo pasado parte de su vida en los campamentos militares, hubiese podido adquirir los cultos conocimientos que cultivó en política, historia, en literatura y en ciencia de la vida, sin contar los sólidos estudios que le había consagrado al arte de la guerra. Sabia francés y según Leopoldo Torres, el General Juares se complacía en hablar en esa lengua y como músico que también fue, se deleitaba sacándole dulces notas a la flauta, ya que la música le encantaba y pasaba algunas noches tocando con dos o tres músicos que escogía entre los humildes.

De esta forma, en el Colegio San Agustín se organiza y estrena la Banda del Estado en 1884 de manos del Maestro José Eligio Torrealba a solicitud del General Aquilino Juares, que efectúa su concierto inaugural el memorable 7 de abril de 1884, fecha en que realiza su primera presentación oficial con la denominación de Banda Marcial, la cual estuvo integrada por los estudiantes del Colegio San Agustín y dirigida musicalmente por el Maestro José Eligio Torrealba, para a la postre aquella Banda Marcial se convirtiese en la actual Banda de Conciertos del Estado Lara Maestro “Antonio Carrillo” como se denomina en nuestros días, 141 años después de aquel concierto inaugural en el Colegio San Agustín.

En la revisión que hicimos de los textos del Pbro. Víctor José Pineda, de Raúl Azparren, de Rafael Domingo Silva Uzcátegui, de Fulgencio Orellana, como de José Manuel Castillo y José Gregorio Quintero, no aparece hasta que fecha funcionó el Colegio San Agustín, lo que no hace presumir, que pudiese haber desaparecido a raíz del fallecimiento de su nervio motor e impulsor el Pbro. Dr. Juan Pablo Wohnsiedler acaecida el 28 de junio de 1897 a las nueve de la noche, cuando la campana mayor del templo Inmaculada Concepción, anunciaba con el bajado que golpeaba solemnemente el bronce cuyo resonar marcaba la infausta noticia.

Escribe sobre el particular el Pbro. Víctor José Pineda:

“…Las manifestaciones póstumas fueron dignas del ilustre muerto. Eso honra a Barquisimeto. El Poder Público, entonces dirigido por el General Aquilino Juares, el Clero, los gremios, las corporaciones científicas y piadosas, los grandes y los pequeños, los ricos y los pobres, las mujeres, los ancianos y los niños, todo, todo cuanto constituye la sociedad, hicieron propio el duelo. La onda lastimera trascendió a los pueblos del Estado y se extendió al resto del país; y el eco del dolor se oyó repercutir hasta las más apartadas regiones de la Patria…”

En octubre de 1929 el cronista, escritor, poeta, crítico, ensayista y periodista Eligio Macias Mujica escribe un conmovedor artículo en la revista caraqueña “Heraldo Americano” titulado “El Mentor de San Agustín” que reproducimos a continuación:

“…Los despojos mortales del Padre Wohnsiedler, cuya memoria es inextinguible, reposan en la Catedral de Barquisimeto, en la Capilla del Nazareno, custodiados por dos hermosos ángeles, esculpidos en una simbólica lápida de mármol. (…) El veintiocho de junio es una fecha que no debiera pasar inadvertida para los barquisimetanos. Tal día, el año de mil ochocientos noventisiete, murió en esta ciudad un justo. Empleamos mejor el vocablo más apropiado; un benemérito. Tal día dio sus últimos parpadeos de astro el Pbro. Dr. Juan Pablo Wohnsiedler, fundador del Colegio San Agustín, de imperecedera recordación. En aquel centro de educación se formó una falange de hombres que han honrado ampliamente a Venezuela. (…) El Colegio San Agustín realizó en Barquisimeto la obra de cultura intelectual más vigorosa que se cuenta en los anales de esta “dulce y cálida tierra”. (…) El Padre Wohnsiedler fue para Barquisimeto lo que Don Egidio Montesinos para El Tocuyo, y lo que el Dr. Ramón Pompilio Oropeza para Carora. (…) Aquel sacerdote, viva encarnación de la virtud cristiana y prototipo de la modestia austera, era un sabio. Su sapiencia, al revés de otros no le envolvió en un vasto ropón de misantropía. La sabiduría del padre Wohnsiedler, se derramó copiosamente, sin mezquindad alguna, como la clara linfa de un manantial, como el aroma de una flor, como la luz de una estrella. Y conste que aquel gran civilizador ofrecía su sapiencia la mayor de las veces, gratuitamente. Todavía más: muchas veces no sólo educaba sino que en su casa hubo estudiantes sin bienes de fortuna de ninguna clase, que además de libros, lecciones, consejos, y fraternal afecto, como de padre a hijo, recibió también cubierto, dormitorio y vestido. (…) Cierta vez un padre de familia se presentó en casa del Padre Wohnsiedler, manifestándole que lamentablemente tenía que sacar del Colegio a cierto inteligente joven, hijo suyo, por motivo de no contar con recursos para su sostenerlo mientras coronaba sus estudios. (…) El benemérito institutor se limitó a contestar a su amigo: “su hijo es de los mejores estudiantes que hay en el colegio. Por ningún punto consentiré en que no continue sus estudios. Si usted carece de medios para sostenerlo, yo le facilitaré lo que necesite para su manutención. En mi casa no le faltará nada, mediante favor de Dios.” (…) Y como padre del joven le manifestara, además, que necesitaba de éste para que le ayudara a trabajar en la fundación de una hacienda, el Padre Wohnsiedler, dirigiéndose silenciosamente a su escritorio, tomó un haz de llaves, abrió su escaparate y sacando de un cofre un puño de monedas de oro, lo puso en mano de aquel, diciéndole afablemente sonreído: Ahí tiene usted ese dinero para que le pague al labrador que hará las veces de su hijo. Cuando usted pueda me reintegrará este empréstito. Por ningún punto, amigo mío, privaré a la patria de un hombre de talento como promete ser su hijo. (…) Tal era el Padre Wohnsiedler, Lo que él fue lo sintetiza el Dr. Antonio Álamo, discípulo suyo, en esta frase lapidaria: Fue “un hombre útil”. (…) En la casa donde funcionó el Colegio San Agustín hace falta una lápida conmemorativa; en la Plaza Juarez, frente a la gloriosa casona, la justicia está pidiendo de voz en grito una estatua de aquel apóstol olvidado…”

Pues bien, como lo reclamó Eligio Macias Mujica en 1929 en la revista caraqueña “Heraldo Americano”, en la fachada de esta histórica casa del Barquisimeto de ayer, de hoy y de siempre, el Club de Leones de Barquisimeto en los albores de los años 40 colocó una placa de mármol blanco alegórica al Colegio San Agustín y su mentor el Pbro. Dr. Juan Pablo Wohnsiedler que aun permanece y debe seguir permaneciendo, como recordatorio de esta institución y de este personaje y quienes lo acompañaron y más tarde en 1952 con motivo del cautricentenario de Barquisimeto, la Plaza de la Paz como popularmente se le ha llamado y donde estuvo el primer surtidos del agua por tubería para que las familias fuesen a proveerse del preciado líquido, el Dr. Esteban Agudo Freitez en su condición del Gobernador del estado Lara, Decretó la confección de la esfinge del Pbro. Dr. Juan Pablo Wohndiedler y su vaciado en bronce y colocación en la antigua Plaza León Colina, inaugurándose como Plaza Juan Pablo Wohnsiedler el 14 de septiembre de 1952, dentro del marco de los actos correspondiente a la celebración de los 400 años de la fundación de Barquisimeto, cuyo discurso de orden estuvo a cargo del Dr. Virgilio Torrealba Silva, cumpliéndose el segundo reclamo que Eligio Macias Mujica había expresado en su artículo de 1929.

La casa que aún permanece en pie, al perecer después de los trabajaos de revitalización del Santuario Eucarístico de La Paz hechos por la Alcaldía de Iribarren, por disposición del ciudadano Alcalde del momento Abog. Luis Jonás Reyes Flores, se declararon patrimonio cultural los inmuebles circunvecinos al hermoso templo neogótico recién restaurado, es decir la Casa de la Orquesta Mavare en el ángulo suroeste de la carrera 16 con la calle 29, que desde 1915 fue el epicentro de esta organización musical que este año arriba a sus 128 años y la del Colegio San Agustín en la esquina noroeste de la misma carrera 16 con la calle 29, cúmulos de historia, de esta ciudad que palpita y siente y que su palpitar se proyecta en cada corazón barquisimetano que late al compás de esta tierra de tuna y cardonal y alma musical.

Barquisimeto, domingo 5 de octubre de 2025.

Fuentes Consultadas:

  • Azparren, R. (1978) Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares. Publicación de la CANTV al servicio de la cultura. Talleres Escobar. Caracas. Venezuela.
  • Castillo, J. (1994) Lara Musical y Folclórico. Tipografía y Litografía Horizonte. Barquisimeto. Venezuela.
  • Macías, E. (1952) Postigo de Antaño y Hogaño. Crónica sobre la fundación y desarrollo de Barquisimeto. Capítulo inserto en la Guía Económica y Social del Estado Lara. Editada por Cámara de Comercio del Estado Lara con motivo del cuatricentenario de Barquisimeto. Editorial Continente. Barquisimeto. Venezuela.
  • Pineda, V. (1934) Biografías y Recuerdo de Sacerdotes. Editorial Venezuela. Caracas. Venezuela.
  • Orellana, F. (1977) Vivencia, Tradición, Narración. Tipografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.
  • Quintero, I. (1994) El Valle de las Damas II. Testimonios del Siglo XIX. Edición del Banco de Lara. Editorial Ex Libris. Caracas. Venezuela.
  • Quintero, J. (2005) El Seminario Divina pastora de Barquisimeto 1920 – 1967. Tipografía Litografía Horizonte. Barquisimeto. Venezuela.
  • Silva, R. (1941) Enciclopedia Larense. Impresos Unidos. Caracas. Venezuela.
  • Torres, L. (1921) General Aquilino Juares Semblanza. Artículo publicado en la Revista Actualidades en su edición especial dedicada al Estado Lara. Enero de 1921. Caracas. Venezuela.

LA

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