El Día Internacional del Folklore

El Día del Folklore se celebró el pasado viernes 22 de agosto en conmemoración, a la fecha en que por primera vez se usó el término «folklore», lo cual se llevó a cabo en 1846 por parte de William John Thoms, pionero de la demografía, por tal motivo la UNESCO lo declaró Día Mundial del Folklore en 1960. En consecuencia, este día es una oportunidad altamente propicia para honrar las expresiones culturales tradicionales de los pueblos, incluyendo sus costumbres, música, bailes, artesanías y muchísimo más de los relacionado con los saberes populares, que a través de un proceso de enculturación se han transmitido, manteniéndose de generación en generación.

En Venezuela, el folklore es especialmente rico debido a la diversidad cultural y étnica del país, donde se han mezclado elementos de diferentes orígenes a lo largo de la historia, creando una identidad propia. Para Luis Felipe Ramón y Rivera (1959), la circunstancia de que no haya sido pareja la admisión de corrientes modernas de cultura en América, así como el desarrollo económico tampoco ha sido igual, ello de alguna manera amainó el resquebrajamiento de lo tradicional, ante lo tardío del fenómeno de superpoblación, de la penetración de vías de comunicación, en suma de todo aquello que durante tantos años se ha denominado “progreso” y que trajo como consecuencia el comienzo de la extinción de las tradiciones, es una palabra del folklore.

En este mismo orden de ideas, el citado autor acota que: “…si nuestro país, como algunos pocos de América puede hoy (1959) enorgullecerse de poseer un rico folklore, ello se debe precisamente al retardo con que ese progreso influyó sobre nuestras costumbres…”

La palabra Folklore, es pues de origen inglés, es una palabra compuesta, más exactamente son dos palabras antiguas sajonas; “folk”, que quiere decir: “pueblo” y “lore”, que quiere decir: “saber”. En una sola expresión folklore se traduce como “saber del pueblo” o “saber popular”. Según Isabel Aretz (1969), el término fue adoptado en todo el mundo, lógicamente no sin recibir críticas y numerosas proposiciones de cambio, que no prosperaron porque lo que interesa verdaderamente es el contenido de la palabra y no la palabra en sí misma. Por su parte, Paulo de Carvalho Neto (1955), nos arroja esta definición: “…Folklore es el estudio científico, parte de la Antropología Cultural, que estudia el hecho cultural de cualquier pueblo, que se caracteriza principalmente por ser tradicional, funcional, anónimo, espontáneo y vulgar…”

Nos encontramos entonces con los llamados “Atributos del Hecho Folklórico”, que según Carvalho (1955) y como hemos mencionado, lo folklórico es un hecho cultural que se caracteriza principalmente por ser tradicional, funcional, anónimo, espontáneo y vulgar. También puede ser, secundariamente, superviviente y colectivo. Miguel Acosta Saignes, en su libro Estudios de Folklore Venezolano adopta el concepto de folklore formulado por William John Thoms: “…Es para nosotros el conjunto de bienes culturales propios de los sectores económicamente inferiores en las sociedades civilizadas…” Otros autores como Sir Alfred C. Hadddon dicen que “…el Folklore es esencialmente el estudio de las supervivencias de las condiciones más primitivas de las comunidades civilizadas, muchas de las cuales persisten porque aún tienen un valor funciona…l”. Para Augusto Raúl Cortázar “…el Folklore es la ciencia que recoge y estudia las manifestaciones colectivas, con valor funcional en la vida del pueblo, que las practica en forma empírica y tradicional…”. Ismael Moya sostiene que “…el Folklore es el remanente actual de manifestaciones culturales superadas o substituidas en el tiempo y que se halla en función transferible de mayor o menor intensidad dentro de todos los núcleos sociales…”.

Isabel Aretz, quien nació en Buenos Aires el 14 de abril de 1909 y falleció en San Isidro, 2 de junio de 2005 y que fue una compositora, investigadora, escritora y etnomusicóloga argentina nacionalizada venezolana, en su libro Manual de Folklore Venezolano, hace una crítica global a varias definiciones y manifiesta “…su desacuerdo ante aquellas que no admiten los siguientes casos:

  1. Que hay folklore en mayor o menor medida en todas las capas sociales, inclusive entre las élites (recuérdense los cantos de cuna y los villancicos de Navidad)
  2. Que el pueblo sabe muchas cosas que no pertenecen a su folklore, sea porque las haya aprendido en la escuela, porque sean objetos de música introducidos por vía comercial o porque sean producto de una moda que los alcanza.
  3. Que hay ciertas tradiciones que no entran dentro de los estudios folklóricos, como las tradiciones patrias, las eclesiásticas y, en general, aquellas que son impuestas por las leyes y religión de cada país.
  4. Que en el folklore se encuentran tanto supervivencias inmediatas como mediatas, vale decir, restos de un estrato inmediatamente anterior al nuestro y restos de civilizaciones prehistóricas…”

En nuestro país, el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI), junto con el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y el Instituto de Patrimonio Cultural, constituyen las instituciones venezolanas entre cuyos objetivos está proteger y preservar estas manifestaciones culturales. No obstante, pese a que William John Thoms publica su trabajo en 1846 y que como se ha visto, no era que en ese año que se descubría el “folklore”, pues siempre había existido, ya que se conocía en Inglaterra como “antigüedades populares” o “literatura popular” y en nuestro caso, según Douglas Núñez y Marisela Sánchez (2011):

“…En el año de 1887, en Venezuela es cuando se comienza a utilizar por primera vez la palabra Folklore, privilegio que ostenta el Dr. Arístides Rojas, siendo el pionero en esta especialidad, anteriormente se estudiaban las manifestaciones folklóricas sin asignarle este nombre, lo cual se daba a través de los libros de viajeros, costumbristas y memoristas…”

Posteriormente, según Douglas Núñez y Marisela Sánchez (2011) en el año de 1889, se lleva a efecto en París (Francia) el primer congreso folklorista a nivel mundial. Para ese año, ya Venezuela cuenta con un nutrido grupo de folkloristas, entre los cuales cabe mencionar los siguientes: el Dr. Adolfo Ernest, Arístides Rojas, Nicanor Bolet Peraza, Jesús María Sistraga, Tulio Febres Cordero, Teófilo Rodríguez, Telasco Macpherson, Francisco Davegano, Alan Ramón de la Plaza y el Dr. Andrés Antonio Silva, entre otros.

Sin embargo, no es sino hasta la reforma constitucional de 1936, cuando al crearse el Ministerio de Educación, con este se instituye la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación, con lo cual por primera vez en la historia patria, nuestro país tenía una política cultural de Estado, a través de la cual la educación buscó fortalecer la identidad nacional, promoviendo la cultura venezolana y sus expresiones autóctonas. Ahora bien por qué este último dato resulta ser tan importante amigos lectores, la realidad es que ello propició el rescatar la cuentística popular como “Tío Tigre y Tío Conejo”, los cantos y bailes populares de distintas regiones del país, entre otras cosas, lo que permitió, que bajo las instancias de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, se creara mediante el Decreto No. 430 de fecha 30 de octubre de 1946, el “Servicio de Investigaciones Folclóricas Nacionales” que presidió Juan Liscano.

Este servicio en 1953, se convirtió en el Instituto de Folclore, y se designó al etnomusicólogo Luis Felipe Ramón y Rivera para dirigirlo. Esta etapa de los estudios del folklore en Venezuela, según Luis Arturo Domínguez (1979), se caracterizó por una serie de labores tendientes al escudriñamiento, docencia, promoción y difusión del saber popular en una forma más metódica, sistemática y técnica; donde se suman las ediciones del «Boletín del Instituto de Folklore», cuya primera entrega salió en septiembre de 1953 y la última en diciembre de 1965.

En 1965 el Instituto de Folklore, que aún dependía de la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación, pasó a formar parte del autónomo Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes ( INCIBA) y más tarde, con el nombre de Instituto Nacional de Folklore, al Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). A partir del 29 de diciembre de 1971 el Instituto de Folklore es elevado a la categoría de Instituto Nacional de Folklore (INAF), mediante la Resolución No. 187 de la Presidencia del INCIBA, firmado por el Doctor Alfredo Tarre Murzi.

Por otra parte, nos señala Luis Arturo Domínguez (1979), que por ser para aquel entonces el Folklore una ciencia nueva, se debía estar prevenidos para no estimular a ningún instituto a que insistiera en una definición precisa sobre a lo que debía entenderse por folklore, con la jactancia de que se ponía en claro el tema y se podrían excluir opiniones ajenas, siempre interesantes en cuanto al complejo problema inherente a la proteica multiplicidad de sus manifestaciones. No obstante de estar consciente de esto, de mutuo acuerdo con los asesores técnicos de la Dirección de Recursos Humanos, se aceptó provisionalmente la que sigue:

«…Se entiende por folklore, al conjunto de conocimientos, industrias (manufacturas, artesanías), costumbres, creencias, supersticiones, técnicas, objetos y construcciones de toda especie, de antigua procedencia, no institucionalizados o integrados a escuelas y academias, incorporados y desarrollados como patrimonio cultural común del grupo social básico, los cuales han persistido y persisten en el uso actual por tradición oral y práctica social…»

Según Rafael Antonio Strauss K (2016), en abril de 1980, en un acto de calle celebrado en Caracas, se da a conocer la Fundación Nacional de la Cultura Popular, que luego será transformada en Federación. A los años iniciales de la década de los setenta corresponde la fundación de agrupaciones musicales y de investigación –que se denominarán con el genérico de Grupos de Proyección– de las que destacan Serenata Guayanesa (Ciudad Bolívar), Alma de Lara (Barquisimeto), Convenezuela (Caracas), Luango (San Felipe), Experimental y Folklórico Madera (Caracas), Candela (Maracaibo) y Un Solo Pueblo (Caracas).

Por resolución del 20 de junio de 1985, el Consejo Nacional de la Cultura crea la Comisión Reestructuradora del Instituto Interamericano de Etnomusicología y Folklore, del Instituto Nacional de Folklore y del Museo Nacional de Folklore, integrada por José M. Cruxent, Erika Wagner y Rafael Strauss K. Como resultado de una exhaustiva investigación, la Comisión recomendó a la Presidencia del CONAC la unificación de los tres entes en lo que se denominaría «Centro para el Estudio de las Artes y Tradiciones Populares».

Refiere Rafael Antonio Strauss K (2016), que en el primer semestre de 1989 la Dirección de Cultura-UCV instala la Cátedra de Cultura Popular Miguel Acosta Saignes. Estas y otras expresiones, tanto nacionales como regionales, son eventos aislados, desaprovechándose los logros obtenidos en el período que en algún momento denomináramos como el boom de la cultura popular, nacido en 1976 y que en 1986 comienza a decaer. La actividad oficial en el campo de la cultura popular prácticamente desaparece en ese entonces.

Finalmente, podríamos concluir que entre los predecesores más resaltantes en Venezuela de los estudios del folklore, sobresale en primer término el Dr. Arístides Rojas, luego sucesivamente en el siglo XX resulta fundamental los estudios realizados por Miguel Acosta Saignes y en consecuencia por su influencia los que emprendiera Juan Liscano, para luego nuclearse en la admirable labor emprendida por Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz, para llegar a tiempos más recientes con el laudable trabajo de Rafael Salazar.

En esta síntesis panorámica del desarrollo de los estudios del folklore en Venezuela, es creada en 1990 la Fundación de Etnomusicología y Folklore (FUNDEF), institución venezolana, que se dedicó a la investigación, preservación y difusión de la cultura tradicional y popular de nuestro país, América Latina y el Caribe. FUNDEF, adscrita al Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), continuó la labor iniciada años antes y en 2006 fue transformada en la Fundación Centro de la Diversidad Cultural (CDC) para reconocer y promover la diversidad étnica y cultural de nuestra nación, a través del cual se está tramitando en el presente ante las instancias internacionales, la elevación del “Tamunangue” o “Sones de Negros” del estado Lara, Venezuela, América del Sur, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Con el ingreso de la República Bolivariana de Venezuela a la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2003), el Centro de la Diversidad Cultural fue designado Núcleo Focal del país ante el citado cuerpo, avanzando significativamente en la aplicación de sus contenidos y en el creciente reconocimiento al desempeño de las comunidades incorporadas a las Listas Representativas del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Convenios con otros organismos fortalecen los planes especiales de salvaguardia de los distintos elementos del país que han adquirido reconocimiento universal. La Fundación también actúa como Núcleo Focal en cumplimiento a la Ley Aprobatoria de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (UNESCO.2005)

Sin discusión alguna, el Día Mundial del Folklore nos invita a sumergirnos en nuestras tradiciones, conociendo y participando en celebraciones locales, aprendiendo danzas típicas, disfrutando de la gastronomía tradicional y escuchando historias de las generaciones mayores. Por otra parte no se puede soslayar que desde 1948 con la aprobación de la Declaración Universal de los derechos Humanos, la UNESCO ha desempeñado un papel clave en la promoción y protección del folklore a nivel mundial, asegurando que las futuras generaciones puedan apreciar y disfrutar de estas expresiones auténticas, ahora en la actualidad con más énfasis bajo la óptica de los derechos humanos, por ser el folklore para esencial de la identidad de los pueblos y en consecuencia de su dignidad humana.

Barquisimeto, domingo 24 de agosto de 2025.

Fuentes Consultadas:

Aretz, I. (1957) Manual del Folklore Venezolano. Ediciones del Ministerio de Educación. Dirección de Cultura y Bellas Artes. Caracas. Venezuela.

Aretz, I. (1969) Manual del Folklore Venezolano. Instituto Nacional de la Cultura y Bellas Artes. Editorial Arte. Caracas. Venezuela.

Cardona, m. / Ramón y Rivera, L. / Aretz, I. / Carrera, L. (1959) Panorama del Folklore Venezolano. Departamento de Publicaciones de la Dirección de Cultura Universitaria. Universidad Central de Venezuela.  Editorial Arte. Caracas. Venezuela.

Domínguez, L. (1979), Breve Historia del Instituto Nacional de Folklore. [Trabajo en Línea] Disponible en: https://biblat.unam.mx/hevila/BoletindelaAcademiaNacionaldelaHistoriaCaracas/1979/vol62/no246/12.pdf

Núñez, D. / Sánchez, M. (2011) Antecedentes de la cultura popular tradicional o folklore en Venezuela. [Trabajo en Línea] Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/737/73718406011.pdf

Ramón y Rivera, L. (1982) Nuestra Historia en el Folklore. Monte Avila Editores. Caracas. Venezuela.

Strauss, R. (2016) Folklore de Venezuela, breve historia de su estudio. [Trabajo en Línea] Disponible en: https://cerrarporinventario.blogspot.com/2016/12/folklore-de-venezuela-breve-historia-de.html

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