Beber suficiente agua es esencial para el cuerpo, pero muchas veces puede resultar monótono. Ahí es donde entran las aguas saborizadas caseras, una forma sencilla, natural y sin azúcar de transformar tu hidratación en una experiencia más atractiva y sabrosa.

Prepararlas en casa es más fácil de lo que parece y te permite experimentar con frutas, hierbas y especias según tus gustos o necesidades. Además, es una excelente alternativa a las bebidas comerciales llenas de aditivos. A continuación, te mostramos cómo hacerlas y por qué vale la pena incorporarlas a tu día a día.

Elige ingredientes naturales y frescos

La clave de una buena agua saborizada está en la calidad de sus ingredientes. Las frutas frescas como el limón, la fresa, la naranja, el pepino o la sandía son las más comunes, pero también puedes usar hierbas como la menta, el romero o la albahaca para dar un toque especial.

Asegúrate de lavar bien todo antes de usarlo. Si usas cítricos con cáscara, procura que sean orgánicos o frótalos con bicarbonato para retirar residuos. También puedes experimentar con especias como canela, jengibre o clavo, que además de sabor, aportan beneficios digestivos.

Combinaciones para todos los gustos

Una de las ventajas de preparar estas aguas en casa es que puedes crear combinaciones personalizadas. Algunas favoritas incluyen pepino con menta, fresa con albahaca, limón con jengibre, naranja con canela, o patilla con romero. La idea es mezclar sabores refrescantes y equilibrados.

Puedes dejarlas reposar en la nevera entre 2 a 8 horas para que el agua absorba bien los sabores. Si prefieres un resultado más intenso, déjala toda la noche. Sirve con hielo y disfruta en cualquier momento del día, son perfectas para acompañar las comidas o refrescarte en medio de tus actividades.

Envases reutilizables y prácticos

Para conservar tus aguas saborizadas, lo mejor es usar frascos de vidrio con tapa o botellas reutilizables sin BPA. Esto no solo ayuda a mantener el sabor fresco, sino que también es una opción ecológica y práctica para llevar contigo.

Recuerda que estas infusiones no duran tanto como un jugo industrial, ya que no tienen conservantes. Lo ideal es consumirlas en un plazo de 24 a 48 horas y siempre mantenerlas refrigeradas.

Incorporar aguas saborizadas a tu rutina es una forma sencilla de aumentar tu consumo de líquidos, especialmente si no te gusta el sabor del agua sola. También pueden ayudarte a reducir el consumo de refrescos o jugos procesados, aportando sabor sin calorías vacías.

Con un poco de creatividad, puedes transformar algo tan básico como el agua en una bebida atractiva y beneficiosa. Solo necesitas probar, combinar y disfrutar del proceso. S

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