Hoy, 28 de junio, rendimos homenaje a un hombre cuya vida fue sinónimo de compromiso, civismo y pasión por Venezuela.
En cada letra impresa, en cada gesto ciudadano, en cada defensa de la verdad, vive el legado del Dr. Eduardo Gómez Tamayo. Su presencia física nos abandonó, pero su legado sigue presente con fuerza en las páginas de la historia nacional.
Visión periodista
El Dr. Gómez Tamayo no solo fundó un periódico. Sembró un pensamiento que se proyectó en EL INFORMADOR, que nació de su convicción inquebrantable por una prensa libre, plural y valiente.
Desde las primeras ediciones de EL INFORMADOR, marcó una diferencia, abrió espacios a las múltiples voces del país, denunció con ética, y promovió valores en tiempos en que el silencio era más cómodo que la verdad.
Su visión trascendió generaciones. Hoy, su espíritu vive en la versión digital del diario, donde se sigue apostando por el periodismo comprometido.
Hombre público de talla universal
Su vocación por el bien común lo llevó más allá del periodismo. El país lo vio erigirse como presidente del Congreso Nacional, donde defendió los principios democráticos con firmeza, incluso en tiempos de incertidumbre. Representó a Venezuela ante organismos internacionales, llevando consigo la estampa de un tocuyano con ideas globales y un corazón profundamente nacionalista.
Lo que diferenciaba al Dr. Gómez Tamayo no era su elocuencia —que la tenía de sobra— sino su capacidad de escuchar, de unir, de edificar puentes aun en los tiempos de mayor polarización.
Humildad hecha ejemplo
Tuve el privilegio de conocer al Dr. Gómez Tamayo más allá de los actos públicos. Como amigo, era pausado en la conversación, agudo en la memoria, y generoso en sus palabras. Su humildad era impresionante.
Creyó en el poder transformador de la cultura, del arte y de la palabra bien dicha. Impulsó movimientos cívicos y apoyó proyectos comunitarios sin buscar protagonismo. “Era sorprendente su humildad”, dijo una vez el exalcalde Nelson Piña. Quienes compartimos con él, sabemos que esa frase no fue un halago, sino una verdad absoluta.
Legado que inspira
Hoy, más que nunca, recordar al Dr. Eduardo Gómez Tamayo es abrazar su ejemplo. Es entender que la ética no es una moda, sino una brújula; que el amor por Venezuela no se grita, se demuestra; y que el liderazgo verdadero nace del servicio, no del ego.
Inspirados en su legado, nos toca seguir escribiendo nuevas páginas para el país y el mundo, con la misma pasión, con el mismo respeto por las ideas, y con la misma fe en que un futuro mejor es posible con el trabajo permanente.
José Gregorio Gómez
LA