A la larga, las consecuencias del maltrato infantil se verán reflejadas negativamente en la vida adulta de quien lo haya sufrido.
La anterior manifestación provino de la licenciada Jacqueline Gutiérrez, psicóloga larense que dictó una ponencia sobre dicho tema en un reciente evento de ese tipo efectuado en Barquisimeto.
–Comencemos –destacó la especialista— por dar a conocer la definición, y es que maltrato infantil es todo aquél que se comete contra un menor, o una menor, de 18 años de edad, es decir, que el maltrato infantil abarca desde la infancia hasta la adolescencia.
En la vida adulta –le preguntamos–, ¿Qué consecuencias puede tener el maltrato infantil para esa persona que lo ha sufrido?
–Bueno, puedo decirle que ese maltrato se verá reflejado en la vida adulta, porque ocurre que, en muchos casos, ello conlleva a sicopatologías de salud mental, tales como la esquizofrenia, la depresión, la bipolaridad, los trastornos generales de conducta, y, más allá, los trastornos disociativos de la persona adulta.
–Pero hay que explicar que esas consecuencias son causadas porque entonces ocurren daños a nivel cerebral, bien sean físicos, sicológicos, por negligencia, por abandono o por abuso sexual, entre otras razones.
–Por cierto, esto del abuso sexual se ha hecho muy común últimamente, y sobre todo en niños y en adolescentes, lo cual, al final, tendrá repercusiones a corto y a largo plazo en la salud mental de esa persona.
Cifras son un secreto
¿Tiene usted alguna cifra de abuso sexual que pueda servir de referencia?, le preguntamos.
–Mire: Eso de las cifras es todo un secreto, ya que no hay divulgación a nivel oficial, pero lo que le puedo decir es que, como ha habido mucho encierro por la pandemia del coronavirus, eso ha propiciado un ambiente muy propenso al maltrato infantil, y eso es lo que ha disparado el abuso sexual, tanto en niños como en adolescentes.
–Eso se nota mucho, por cierto, cuando el muchacho –o la muchacha— va a la escuela. ¿Y en qué se nota? Bueno, en que, de golpe y porrazo, el muchacho –o la muchacha–, o el niño, comienza a tener un comportamiento atípico al habitual, y también en comparación con el comportamiento normal de niños o adolescentes de edades similares.
–Ése es un detalle que lo percibe casi inmediatamente un educador que se p reocupe por sus alumnos, porque, evidentemente, ese cambio de conducta refleja que, ahí, algo está pasando.
–Y si ese maestro indaga con cierta habilidad en el alumno, o alumna, incluso valiéndose de las armas académicas que tiene como docente, puede “sacarle” información a ese alumno acerca de qué es lo que está pasando.
–Y otro serio problema que ha generado toda esta situación país, combinada con la pandemia, es que también ha aumentado la explotación sexual comercial, que anteriormente no se veía mucho.
–Porque, de paso, ahora estamos viendo que muchos adolescentes están siendo esclavos de esta nueva modalidad de esclavitud, es decir, compran el cuerpo del niño o de la niña, a cambio de sus favores sexuales.
–En otras palabras: Te compro tu cuerpo cada vez que te necesito, a cambio de especies o de dinero, cuestión, insisto, que se está notando mucho hoy en día.
El suicidio
–Pro hay todavía más: Ahora tenemos una figura que prácticamente no la había a nivel de esa edad infantil: El suicidio, algo realmente muy triste y muy lamentable.
–Y eso viene por el hecho de que de que nuestros muchachos, es decir, niños y adolescentes, en la mayoría de los casos, en situaciones como ésa, son muy reacios a decir lo que les ha pasado.
–Mire: Hay muchas maneras de corregir a un niño, a un menor, sin necesidad de llegar a ningún tipo de maltrato, y es que ese maltrato contra ese menor le daña la siquis, le daña las emociones, y los afecta muy significativamente en su salud mental, y en su comportamiento.
–Entonces, subsecuentemente, viene el detalle de que ese niño o niña no tiene a dónde acudir, con quién hablar y hasta con quién desahogarse, y menos con sus padres, que generalmente son los que en el hogar los maltratan.
–Obviamente, al llegar al colmo de la desesperación, el muchacho o la muchacha no ve otra salida sino la del suicidio, como una solución definitiva s sus problemas.
¿Y en la escuela?
Al preguntársele de qué manera se puede reflejar en la escuela el maltrato infantil, responde:
–Bueno, en la escuela el maltrato que se produce es más que todo de forma mental. Así, cuando el maestro la dice al alumno: “Este muchacho no aprende”, o “Este muchacho sí es bruto”, pues ahí hay un maltrato, y es que el educador debe y tiene que saber que no debe degradar al niño de esa forma, y menos delante de sus otros compañeros de estudios.
–Y es bueno que se sepa que cada quién aprende según sus capacidades, aparte de que, además, hay diversas formas de aprendizaje, y un niño, o un adolescente, no tiene necesariamente que obtener 20 en matemática, ó 20 en física, o 20 en inglés, para ser inteligente.
–Incluso, hay virtuosos de la música que ni siquiera saben leer. Entonces, ¿Me vas a decir tú que ese niño no es inteligente? Ah, que es otro tipo de inteligencia, okey. Es posible.
En el hogar
–Y es que también en el hogar, el maltrato infantil se refleja de muchas maneras, tanto físicos como de palabra.
–Físicamente se expresa cuando tú le aplicas tremendas “palizas” a tu hijo por la razón que sea, o un jalón oreja, o de cabellos, o un pescozón, y todo por aquello de que “eso es para que aprendas”.
–O maltrato de palabra, cuando tú mismo degradas verbalmente a tu hijo con palabras de envilecimiento, o como cuando la madre le dice al muchacho: “Cuando lleguemos a casa, tú vas a ver lo que te va a pasar”.
–Todo eso es un maltrato, porque ya tú estás asustando al niño, incluso sin siquiera haberlo tocado.
–Y lo reitero: Hay muchas formas de corregir al niño, sobre todo cuando todavía está pequeño, sin necesidad de aplicarle ningún tipo de maltrato, ni verbal ni físico.
Reinaldo Gómez