Este domingo, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de Cuba sufrió una nueva desconexión, provocada por un “disparo” en la Central Termoeléctrica (CTE) 10 de Octubre, ubicada en Nuevitas, Camagüey. Este incidente, que se produjo en la tarde, resultó en la desconexión de las provincias desde Ciego de Ávila hasta Holguín, y posteriormente afectó al resto del país, ya que las patanas que mantenían conectado el occidente de la isla también salieron de circulación.
La Unión Eléctrica de Cuba emitió un breve comunicado, limitándose a informar que se trabaja «sin descanso para restablecer el Sistema Eléctrico Nacional». Sin embargo, este nuevo colapso pone de manifiesto la fragilidad del sistema eléctrico cubano, que opera bajo altas cargas de trabajo y carece de una reparación integral en su infraestructura.
Desde el pasado viernes, cuando se produjo una salida total del SEN, los cubanos han estado enfrentando un prolongado apagón general que ha restringido severamente sus actividades diarias. A pesar de las promesas del régimen de encontrar soluciones, la crisis eléctrica ha escalado, dejando a miles de ciudadanos sin electricidad.
Los llamados “disparos” en el sistema han incrementado la tensión en un SEN que se encuentra en un estado crítico, alternando entre colapsos totales y parciales. El sábado, durante un intento de recuperación tras el apagón del viernes, el sistema volvió a fallar, dejando a los pocos usuarios que habían recuperado el suministro nuevamente a oscuras.
Además, se reportaron importantes averías en la Unidad 3 de la CTE Carlos Manuel de Céspedes en Cienfuegos y en el bloque de generación No. 3 de la CTE Antonio Maceo en Santiago de Cuba, lo que provocó la caída de un microsistema que afectó a las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo.
La situación eléctrica en Cuba continúa siendo un desafío crítico, y los ciudadanos esperan con ansiedad una solución efectiva que les devuelva la normalidad en su vida cotidiana.