En una visita cargada de simbolismo, diplomacia emocional y gestos de reconciliación, los reyes Willem-Alexander y Máxima de los Países Bajos cerraron este lunes su gira oficial de tres días en Surinam, país que celebra 50 años de independencia. El viaje, el primero de un monarca neerlandés en casi medio siglo, combinó momentos de profunda reflexión histórica con escenas de espontaneidad que conquistaron a la población.
Desde su llegada, los soberanos mostraron una cercanía inusual en visitas de este nivel. En un encuentro comunitario en Paramaribo, fueron recibidos por mujeres surinamesas vestidas con los vibrantes colores nacionales: rojo, blanco, negro y verde. Las fotografías oficiales de la Casa Real neerlandesa muestran al rey Willem-Alexander saludando con efusividad a vecinos y líderes locales, mientras la reina Máxima —elegante con sombrero beige y vestido oscuro— se incorpora con naturalidad al ambiente festivo, reforzando la intención del viaje: tender puentes afectivos y políticos tras un pasado compartido marcado por la colonización y la esclavitud.

Uno de los momentos más memorables tuvo lugar en una escuela local, donde los reyes se unieron a los alumnos para tocar instrumentos tradicionales surinameses. Con total espontaneidad, Willem-Alexander se agachó para tocar la campana —un xilófono de láminas metálicas ligado a las raíces africanas del país— guiado por un niño que seguía el compás con seriedad. A su lado, Máxima, radiante en un traje amarillo con turbante a juego, asumió los mazos con un entusiasmo que hizo estallar en risas a los pequeños, vestidos con uniformes azul claro. La escena, un improvisado recital lleno de energía tropical, se ha convertido en uno de los símbolos del viaje.

En el ámbito político, los reyes mantuvieron reuniones con autoridades locales, conmemoraron el 50 aniversario de la independencia y participaron en ceremonias en el Palacio Presidencial y la Asamblea Nacional. Además, firmaron declaraciones de intención en sectores estratégicos como puertos, logística, turismo y educación, reforzando el interés mutuo por estrechar relaciones.
Uno de los cierres más significativos llegó con la ofrenda floral del rey ante la estatua de “Mama Sranan”, símbolo maternal de la nación surinamesa, un gesto que subrayó la voluntad de avanzar hacia una amistad renovada y consciente de su historia.
Fotos de REMKO DE WAAL / ANP MAG / ANP vía AFP