Buscando calmar urgentemente los mercados financieros que se encuentran sumidos en el caos, el nuevo ministro de Finanzas británico anunció el lunes 17 de octubre la supresión de «casi todas las medidas fiscales» presentadas tres semanas antes por el gobierno de Liz Truss, cuya supervivencia política se ve amenazada.
Jeremy Hunt, nombrado el viernes inmediatamente después de la destitución del ultraliberal Kwasi Kwarteng –que permaneció en el cargo poco más de un mes– hizo el anuncio por vía de un mensaje televisivo, antes de dar explicaciones por la tarde en la Cámara de los Comunes en la capital inglesa.
Aunque esto va contra las normas parlamentarias, explicó haber obtenido autorización de la cámara «para reducir especulaciones contraproducentes» sobre unas «decisiones sensibles para el mercado» al que es necesario «proporcionar confianza y estabilidad».
Los mercados financieros británicos se han visto sacudidos por un gran nerviosismo y volatilidad desde que el 23 de septiembre Truss y Kwarteng presentaron su controvertido paquete de medidas económicas.
Este combinaba importantes ayudas públicas a las facturas energéticas y fuertes recortes de impuestos, pero no incluía nada para financiarlo más allá de engordar la ya muy abultada deuda pública británica.
Dando un dramático giro de 180 grados y debilitando aún más a Truss, quien sigue en el cargo de primera ministra pero ya sin ningún poder real, Hunt anunció: «daremos marcha atrás a casi todas las medidas fiscales anunciadas hace tres semanas», puntualizó.
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