La pareja de manatís del parque zoológico Bararida, Chicho y Fernanda, por décadas han sido ejemplo conservacionista insignia de este importante pulmón vegetal y reservorio animal de la capital larense. Un logro importante es que se logró su reproducción en cautiverio y ello además del merito profesional que implica, es una excelente noticia dados los problemas de sobrevivencia que tiene esta especie en su hábitat natural.
Chicho llegó bebé de Maracaibo, pesaba apenas 28 kilos y fue recibido con alegría por quienes en 1992 administraban el parque. Este cariño al manatí se acrecentó debido al éxito que tuvo la película Liberen a Willy, una orca que vino a sustituir a Flipper, el delfin, en el cariño de los jóvenes amantes de los animales que viven en el agua, prendados los barquisimetanos de la orca saltarina, volcaron este amor hacia Chicho, el pez con cara de bonachón que crecía robusto y saludable a la espera de una compañera de vida que llegó luego, Fernanda.
Pero había mucha distancia entre los parques de Florida, con instalaciones ultramodernas y atenciones exclusivas, con nuestro modesto parque, siempre corto de presupuesto. Es entones cuando sucede algo que cambiaria la vida de Chicho y Fernanda y la de su club de admiradores. Sucede que un empresario radicado en Valencia decide instalar su empresa en Barquisimeto y al visitar al parque quedo enamorado de sus atractivos y en gesto de solidaridad decidió invertir en él los dólares que tenía destinados para un mes de vacaciones en Disney Word para sus hijos.
El más beneficiado con esta donación fue Chicho, a quien se le prodigaron tratamientos especiales en medicinas y alimentación, además de mejoras sustanciales en sus instalaciones propias. Los hijos del empresario pasaron a formar parte del club de amigos de Chicho y Fernanda y el empresario, satisfecho por su iniciativa altruista, continuó financiando por un buen tiempo las atenciones para Chicho Y Fernanda, hasta construirles unas piscinas bien altas para que pudieran reproducirse, lo cual no podían hacer en las lagunas muy llanas donde vivían.
Chicho y Fernanda se hicieron tan populares que al pasar del tiempo ya no necesitaron más de la generosidad del empresario y ellos mismos pagaban su nuevo nivel de vida con ventas de cachuchas, calcomanías franelas y otros recuerdos que los visitantes compraban gustosos.
En el Movimiento DECODE quisimos contar esta bella historia para ejemplificar como en una sociedad abierta, plural, democrática, iniciativas de solidaridad nacen y se expanden de manera espontánea, debido básicamente a que existe una plataforma económica que permite cooperación eficiente de la sociedad en los procesos institucionales previstos en la Constitución Nacional.
Son muchos los ejemplos de este tipo que pueden darse a conocer, porque la sociedad civil larense ha sido líder en adelantar proyectos de interés colectivo, contando siempre con el apoyo de instancias oficiales. Esos tiempos y esas relaciones son importante reactivarlas para bien de todo el colectivo social de Barquisimeto y todo el Estado Lara. (JER)
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