La Barberia “Pepe”
En la menuda historia de la ciudad de Barquisimeto, existieron barberos célebres, auténticos personajes, que plenaron de anécdotas una época en que la camaradería parroquial, de los asiduos a tertuliar mientras leían gratuitamente los periódicos y se enteraban o comentaban los chismes del barrio y los barberos entre corte y corte de sus tijeras, aliñaban la comidilla del momento motivo de la conversación.
De la misma forma, además de barberos célebres, también hubo barberías célebres, como la “Petit Trianon” de Miguel Ángel Silva diestro profesional de las tijeras dedicado al afeitado o arreglo de la barba y el corte y acondicionamiento del cabello masculino, quien desde la esquina noroeste de la hoy carrera 19 con la calle 25, se convirtió en el epicentro cómplice, para planificar serenatas y urdir poemas y repertorios para engalanar a la mujer amada en noches de luna o cielos despejados que en el frescor nocturnal, la calma de aquella bucólica ciudad, se alteraba con sublimidad con el tañer de las guitarras y las voces trémulas que bien acopladas alegraban en cada reja los corazones, como lo dejó plasmado para la posteridad don Félix Morón en su sentido vals “Ah Mundo Barquisimeto”:
Ah mundo Barquisimeto
ya se han ido los cantores
que en las noches plateadas
nos brindaban sus canciones
era Miguel Ángel Silva
acompañado de Alesones
que en las noches alegraban
en cada reja los corazones.
Hoy se han ido para siempre
los trovadores de antaño
cantores de mi pueblo
ya por mi barrio los lloran.
Hoy por San Juan y por Paya
sólo se escucha este lamento
se han ido los cantores
ah mundo Barquisimeto.
Bella inspiración la de don Félix Morón, donde describe esas noches de antaño con las serenatas de guitarras sonoras y las voces de Miguel Ángel Silva acompañado de Alesones, como también lo retratara don Gustavo Rojas en su poema costumbrista “A Una Guitarra”:
Por el alero de tajas
corre una gata barcina
y una guitarra se queja
bajo el farol de la esquina.
Guitarra, guitarra vieja,
capitana en cruz de mayo
para tu bordón de abeja
fue dulce panal mi barrio.
Si Don Juvenal Romero
en serenatas galanas
contigo soltó jilgueros
por las floridas ventanas.
También Miguel Ángel Silva
te llevó valgan razones,
barrio abajo y barrio arriba
en dúo con Alesones.
¡Oh! Loca vieja guitarra!
que amanecías trasnochada
por barriadas de San Juan
y por barriadas de Paya.
Cuando te brille un lucero
o te sorprenda una aurora
suena una nota de luto
para que digas que lloras,
por los trovadores muertos
y porque fuiste guitarra
de todos y de ninguno
como una mujer liviana.
Hoy recordamos estos pasajes románticos del pretérito, como una coz silente anunciando un tiempo que se fue, al rememorar aquella “Barbería Petit Trianon”, como reducto de emociones artísticas que se traducían en serenatas. Y es que, esa particularidad había sobrevivido en Barquisimeto hasta hace relativamente poco, cuando en la mediación de la acera sur de la carrera 22 entre la Avenida Vargas y la calle 19, palpitaba esa misma condición, en la “Barbería Pepe”, regentada cordialmente por los amigos Omar Antequera y Bruno Cuauro, ambos de nuestra más grata recordación.
La “Barbería Pepe”, según el amigo periodista Juan José Peralta (2019) también de nuestra grata recordación:
“…desde 2002 (…) cada miércoles, (…) poco a poco llegan músicos y cantantes y se va armando un alegre encuentro musical y cada quien se arrima a lo suyo para disfrutar esta informal reunión donde salen a relucir viejos temas y nuevas composiciones, con artistas de experiencia y novatos en busca de ensayo y clases, mientras los clientes disfrutan del corte de cabello bajo las mejores músicas de la región, pasando desde pasajes, joropos y valses hasta enamorados boleros, algunos sacados del álbum de la historia…”
Nosotros, que fuimos más o menos asiduos a la “Barbería Pepe” damos fe de la tertulia de los miércoles, que se transformó en una visitada peña musical, donde en las ocasiones que nos tocó hacer alguna presentación, de algunos de los artistas participantes, fuesen noveles o experimentados, hacíamos alusión precisamente a esa vieja tradición que provenía de la “Barbería Petit Trianon” de Miguel Ángel Silva.
Barquisimeto tierra crepuscular de tuna y cardonal y alma musical, siempre ha hecho fluir por doquier su palpitar melódico. Por ello, fue grato y cercano tanto en lo afectivo como en lo emotivo, la peña musical de la “Barbería Pepe”, donde se congregaban los amantes de la bohemia, del arte, de la música, del romance y la serenata, de la poesía que subyace en todas las cosas, que se disgrega penetrante para quienes sensibles a estas manifestaciones de la sublimidad del ser humano, disfrutan un mundo cuando están frente a ellas y no perdemos la oportunidad de hacer un alto en nuestra faena cotidiana, para permitirnos abrevar en esa especie de oasis que en el desierto cada vez más inhumano de la dinámica de la ciudad cada vez más violenta, se erigía como un bálsamo para el espíritu.
Aquellos miércoles de tertulia musical y ensayos, nos acota Juan José Peralta (2019), se fueron convirtiendo de manera espontánea y silvestre en la peña que todas las semanas atrajo a intérpretes y aficionados, damas en especial y músicos de variados instrumentos, convirtiendo el salón de barbería en un pequeño conservatorio donde, como decía Omar Antequera “…músicos y cantantes son el alma de la peña…”.
Sin embargo, el culpable de aquella concentración semanal, fue Bruno Cuauro, quien a raíz de un accidente que sufrió su arpa, se la llevó a la barbería para mandarla a reparar, como se lo contó a Peralta en el 2019. El arreglo del arpa se hizo en tres días y a la semana siguiente Bruno inició sus clases de arpa, con Pastor Machado en el propio local de la barbería y escogieron los miércoles por la tarde, por ser el día de menos clientes. Pues bien, con su tenacidad característica Bruno recibía del maestro Machado las teorías y prácticas del instrumento, mientras Omar atendía a cualquier parroquiano necesitado de arreglarse el cabello.
Como en toda tertulia musical que se precie, se le agradecía a los presentes la compostura y silencio que demanda el respeto hacia los artistas, bien sean noveles o de aquilatada experiencia. Para la participación artística se agradecía igualmente, la condición ineludible del talento y la afinación con ensayo a los espontáneos, aunque algunos experimentados nunca faltaban, que contribuían en poner orden en la informalidad, prohibir a los desafinados y controlar las actuaciones por participante, para que otros también tuviesen chance.
En cuanto a los anfitriones de la “Barbería Pepe”, por una parte Bruno Cuauro, era nativo de Churuguara, a los 16 años se fue a cortar caña en Yaritagua y dos años después se traslada a Barquisimeto donde se inició con cursos de ética de la barbería, por la otra parte, Omar Antequera era nativo de San José de Quíbor, quien en Barrio Nuevo se hizo amigo del fígaro del vecindario, el cual lo estimuló a entrar al gremio y le regaló sus primeras tijeras y un peine con los que se estrenó con sus amigos debajo de un árbol.
En la tertulia cordial de la amistad contaba Bruno, que en la avenida 20 funcionaba una famosa barbería de nombre “Nueva York” con tres diestros de las tijeras llamados José y para aclarar confusiones uno se quedó José, el italiano se puso Giuseppe y el andino Pepe. Al correr el tiempo. Pepe se asoció con Bruno Cuauro y fruto de la nueva alianza laboral, en la carrera 23 con la calle 17, Pepe y Bruno fundaron la “Barbería Pepe” que luego instalaron en el local escenario de la peña musical, en la carrera 22 entre la Avenida Vargas y la calle 19.
En esa nueva etapa profesional de Bruno Cuauro, con el nacimiento de la “Barbería Pepe”, paralelamente Omar Antequera se fue a trabajar como empleado de su antiguo compañero del Ince y más tarde a la barbería Sport, al lado del Salón Mixto.
Con tantos años inmerso en el mundo de cortar pelo, un día Pepe decidió vender su parte de la sociedad y Bruno en ese instante concibe traerse a Omar Antequera, quien con su firme apoyo y grandes esfuerzos cumplió sus viejo deseos de unirse a su antiguo condiscípulo del Ince y fue así que a lo largo de más de 45 años, estos dos personajes hicieron una llave donde permanecieron alegrando las cabezas de los clientes, como escribió la periodista Verónica Jiménez en un periódico local.
El recinto de la “Barbería Pepe”, demás del equipamiento natural de sillas especiales giratorias y elevadizas y los clásicos lavacabezas, se sumaban los infaltables amplios espejos y los gaveteros de tijeras y utensilios del oficio. No obstante, en la barbería Pepe, más allá de las cómodas butacas vinotinto de cuero, en un vistoso rincón colgaban cuatros, guitarras, bandolas y el talismán de Bruno, su arpa, el instrumento que para su reparación llegó a la barbería y una vez restaurada fue el motivo de estudios musical los miércoles. De esta forma, el día más atravesado de la semana, se convirtió en el encuentro de melómanos para pasar un rato diferente, frente a la delicada tarea de cortar cabello a quienes ese día disfrutaban de un corte con auténtico ambiente musical de “talento vivo”.
La fama del salón trascendió y en consecuencia muchos se acercaron a ver si era verdad tanta efervescencia musical, haciéndose por resultado amigos de Machado, del cuatrista Henry Linares (padre del ahora del cuatrista de fama mundial de su mismo nombre) quien se acercaba con su acompañamiento para apoyar al novel e inspirado estudiante y atraídos por el insólito salón de clases otros músicos, se fueron acercando, algunas veces con cantantes aventajados. Luis Enrique con su estilo inconfundible se hacía presente con gusto y con gusto actuaba, como también lo hacía Pastor Sequera, con su voz y su guitarra José Miguel Gómez (sobrino-nieto de Hermógenes y Rafaelito Gómez), compositores de la canta criolla, maestros del arpa, figuras como el canta autor Isaac del Moral y su pariente Berenice del Moral, la última con su aterciopelada voz de magnifica bolerista. Hasta Cheo Hurtado intrigado por la fama de la barbería se llegó hasta el local y sacó su cuatro del estuche para obsequiarle unas melodías a Bruno y Omar. Fueron muchas las figuras que pasaron por la peña musical de la “Barbería Pepe”, como Juan Quinchoncho o Mayorana, Alexis Hernández y varios auténticos maestros del arpa venezolana, por no decir nada de las presentaciones de Liliam Ledezma, José Manuel Falcón, Marisela Galíndez, “La Nena” Bullones, Jazmín Pineda, Frank Falcón por sólo citar apenas algunos nombres, como fugas pincelada de la incontable lista.
En febrero del 2023, falleció Omar Antequera, “el cultor de la eterna sonrisa”, como lo llamó el periodista Reinaldo Gómez en la nota que le dedicara acá en El Informador Venezuela, quien escribió entonces:
“…El mundo de la sana bohemia musical barquisimetana se halla de luto, tras el fallecimiento, en este mismo viernes 24 de febrero, de quien en vida fuera Omar Antequera, así, a secas. Antequera, barbero de profesión, a la que dedicó prácticamente toda su vida, fue también un gran amante de la música popular latinoamericana. Incluso, sin ser un experto, o una lumbrera, se desempeñaba bastante bien en la ejecución de las maracas…”
Más tarde en abril de este año 2025, falleció Bruno Cuauro, para quien el Ing. Martin Valero dedicó unas sentidas líneas:
“…La Barbería Pepe, se convirtió en un obligado nicho, donde músicos y cantantes desfilaban los miércoles en la tarde para disfrutar del afecto y atención de los barberos. Lugar donde se exhibían cuatros, guitarras, arpa, violín, maracas y otros instrumentos musicales a disposición de los visitantes, una emblemática peña en el corazón de la ciudad, en la avenida Vargas con carrera 22. (…) Hoy, Omar Antequera (+) con los Santos y Ángeles preparan el recibimiento de Bruno Cuauro Brett para la inauguración de la Barbería Pepe en el cielo, y la Iglesia de Santa Rosa recibe a nuestra venerada Virgen Divina Pastora en su hogar, después de su largo peregrinar iniciado el 14 de enero por las Parroquias eclesiásticas de Barquisimeto. Nuestro pesar y solidaridad con su viuda Ana Vale, hermanos y familiares…”
En nuestros días ya la “Barbería Pepe” no está y por eso el recuerdo vibrante de su momento vital mientras palpitó en la trama urbana de la “Capital Musical de Venezuela”, mientras dio sombra y cobijo al alma de la bonhomía popular dentro de una exquisitez indiscutible, donde propios y extraños convergían en una misma sintonía, la del disfrute de la música y los artistas, dentro del resto y consideración que merece toda manifestación artística, y parafraseando lo expresado por don Félix Morón en su vals “Ah Mundo Barquisimeto”:
ya se han ido los cantores, que fueron estos dos barberos,
que en las noches plateadas, nos brindaban sus canciones
Hoy se han ido para siempre, estos trovadores de antaño
protagonistas de mi pueblo y el pentagrama los llora.
Hoy por San Juan y por Paya, sólo se escucha este lamento
se han ido los cantores, ¡ah mundo Barquisimeto!
Domingo, 11 de mayo de 2025.
Fuentes Consultadas:
Gómez, R. (2023) Fallece Omar Antequera, “el cultor de la eterna sonrisa” [Artículo en Línea] Disponible en: https://elinformadorve.com/25/02/2023/actualidad/fallece-omar-antequera-el-cultor-de-la-eterna-sonrisa/
Peralta, J. (2019) Por un accidente nació “la peña musical de la barbería Pepe” [Artículo en Línea] Disponible en: https://www.elimpulso.com/2019/09/27/opinion-cronicario-por-un-accidente-nacio-la-pena-musical-de-la-barberia-pepe-27sep/
Rojas, G. (1975) Del ayer barquisimetano. Tipografía Vogue. Barquisimeto. Venezuela.
Valero, M. (2025) UNA BARBERÍA EN EL CIELO. [Artículo en Línea] Disponible en: https://www.facebook.com/100003779875083/posts/3638413059627987/?_rdr
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