El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha decretado un «paro armado» que se extenderá por tres días, desde hoy hasta el 17 de diciembre, afectando diversas regiones de Colombia. Esta medida extrema, que busca paralizar el desplazamiento y la actividad en varias zonas del país, ha sido anunciada por la guerrilla como una respuesta directa a lo que denominan «amenazas de intervención imperialista» y una «nueva fase del plan neocolonial» del expresidente estadounidense, Donald Trump.
A través de un comunicado, la guerrilla activa más antigua del continente justificó su acción, alegando que la «injerencia del imperialismo norteamericano pretende recrudecer el saqueo de nuestros bienes naturales y riquezas nacionales». El ELN aseguró que se seguirán oponiendo a este «despojo», enmarcando el paro armado como una protesta de las «fuerzas populares colombianas» contra las políticas que, según ellos, buscan «hundir aún más sus garras en territorios de América Latina y el Caribe».
Como parte de las directrices del paro, la guerrilla hizo un llamado a los ciudadanos para que se abstengan de desplazarse por carreteras y ríos navegables durante los tres días. A pesar de la restricción, el grupo armado divulgó que sus «unidades de control de vías respetarán los civiles y sus bienes», un mensaje que busca, al mismo tiempo, imponer su autoridad y evitar confrontaciones directas con la población no combatiente.
Finalmente, el ELN también emitió una advertencia a los civiles, pidiéndoles no mezclarse con militares o fuerzas de seguridad para así «evitar accidentes» en las zonas de influencia del paro armado. Esta situación genera una alta tensión en el país, impactando la movilidad, la economía regional y reforzando la preocupación por la seguridad y el escalamiento del conflicto interno en Colombia.