No creo que me falle la memoria cuando recuerdo que fueron pocos los gestos de ternura de mi padre, hacia sus ocho hijos.
Ciertamente, los muchos correazos y pescozones que nos asestó, estuvieron durante mucho tiempo pululando en nuestras mentes juveniles, hasta que de adultos y ya fallecido él, entendimos que lidiar con cinco varones que nacieron seguiditos, seguro no fue tarea fácil.
Pero eso no es lo peor. Aquel humilde bodeguero tuvo que lidiar con una tragedia que parece tan de novela, que optamos por respetarla en silencio. Siendo todos unos niños, mamá perdió la razón, y así murió, ya cerca de los 60 años de edad.
Semejante situación tuvo que afrontarla en un contexto hostil, como fue la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Entre 1948 y 1958 a papá lo encarcelaron cuatro veces por razones políticas.
En esas circunstancias, ¿habría condiciones para la existencia de un corazón tierno? Quizá sí, o quizá no…, todo depende del cristal con el que se mire. A veces el miedo dispara la ternura, otras veces la contrae, pero en ningún caso, hay lugar para los juicios. Nadie es juez de nadie.
Los ocho hermanos honramos el hecho de que nuestro padre nunca nos abandonó. Ni en la pobreza que nos tocó vivir, jamás nos faltó la comida, cocinada a veces por él mismo, y todos tuvimos escuela, liceo y hasta universidad.
Gracias, papá. Siempre, a pesar de todo, te recuerdo con mucho cariño y, claro que sí: con amor.
Esta es sólo una de las #HistoriasReales que publicamos hoy con motivo de este Día del Padre. ¿Ya leíste las demás? ¡Te conmoverán!
Historia: #Reinaldo Gómez / FOTO: Serie padres en la calle, de @AngelZamb11