El Gobierno de Venezuela rechazó enérgicamente la recompensa de cincuenta millones de dólares ofrecida por Estados Unidos a cambio de información que conduzca al arresto del presidente Nicolás Maduro. Esta medida, anunciada por la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, fue sido calificada por Caracas como una «burda operación de propaganda política».
El canciller venezolano, Yván Gil, utilizó su cuenta de Telegram para expresar el repudio, tildando la recompensa de «patética» y «la cortina de humo más ridícula» que han visto. Gil acusó a Bondi de montar un «circo mediático para complacer a la ultraderecha derrotada de Venezuela», mientras el gobierno venezolano asegura estar desmantelando «tramas terroristas que se orquestan desde su país».
El comunicado oficial venezolano no se contuvo en sus críticas hacia la fiscal estadounidense, señalando que «no nos sorprende, viniendo de quien viene. La misma que prometió una inexistente ‘lista secreta’ de Epstein y que se revuelca en escándalos de favores políticos». Para el Gobierno venezolano, este «show es un chiste, una desesperada distracción de sus propias miserias».
Finalmente, el mensaje del canciller Gil reafirmó que «la dignidad de nuestra patria no está en venta» y reiteró el repudio a lo que consideran una «burda operación de propaganda política». Este incidente marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre ambos países, caracterizada por las sanciones y las acusaciones mutuas.