Entre excepcionales medidas de seguridad, que incluirán a 14.000 fuerzas del orden, y sin pantallas gigantes en las grandes ciudades del país, los franceses se preparan este domingo para ver su cuarta final de un Mundial en solo 24 años.
En la semana más fría del año -con gran parte del país bajo cero-, la hinchada francesa está expectante ante la posibilidad de lograr su tercer mundial venciendo a la Argentina de Leo Messi, que también persigue su tercera estrella.
Les Bleus ya ganaron las decisiones de 1998 ante Brasil y 2018 frente a Croacia y cedieron ante Italia en 2006.
Los principales diarios dedicaron hoy sus portadas al partido. «Argentina-Francia: una final de tres estrellas», tituló Le Figaro, mientras que Le Parisien optó por un motivador «Traednos esa tercera estrella».
L’Equipe usó un directo y solemne «Por la Eternidad», con una foto de Leo Messi y Kylian Mbappé besando la Copa del Mundo Jules Rimet.
Según un sondeo, un 77 % considera probable el triunfo de Les Bleus, a pesar de las infecciones virales y la oleada de lesiones que el equipo de Didier Deschamps ha sufrido.
Las medidas de seguridad esta noche serán excepcionales, sobre todo en los Campos Elíseos de París, avenida predilecta de los hinchas de Les Bleus.
En toda Francia, se desplegarán 14.000 efectivos entre policías y gendarmes, de los que 2.750 en la ciudad de París.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ya justificó esta semana el robusto dispositivo porque el país sigue en alerta terrorista.
En las celebraciones del pase a las semifinales el pasado miércoles por el triunfo ante Marruecos, se lamentó la muerte de un adolescente de 14 años atropellado en Montpellier y se practicaron unas 250 detenciones.
De entre ellas, medio centenar correspondieron, según las fuerzas del orden, a miembros de grupúsculos de ultraderecha que llevaban objetos contundentes como puños americanos.
En caso de que Francia gane, se espera que el lunes por la tarde, sobre las 16 o 17 horas locales, los jugadores desciendan los Campos Elíseos en autobús. Contrariamente a 2018, no se espera que el presidente francés, Emmanuel Macron, los reciba en el palacio presidencial del Elíseo.