Al menos 905 altos cargos de la Policía Nacional filipina sospechosos de narcotráfico han dimitido, después que la semana pasada el Gobierno instara a cerca de un millar a renunciar a sus cargos para «limpiar el cuerpo».
El ministro del Interior, Benhur Abalos, urgió entonces a 953 altos cargos del cuerpo de seguridad a presentar su dimisión, de los cuales al menos 905 lo han hecho ya, según anunció en una rueda de prensa hoy el portavoz de la Policía Nacional, Jean Fajardo.
Abalos urgió el pasado 4 de enero a cientos de policías que ostentan cargos de peso presuntamente implicados en delitos de tráfico de drogas a que presentaran su renuncia, en una apuesta para «limpiar» la institución.
Tras las renuncias, un equipo de cinco expertos del propio cuerpo policial evaluará caso por caso los expedientes, y pedirá la imputación de aquellos altos mandos que se demuestre han estado implicados en narcotráfico, readmitiendo por el contrario a quienes estén libres de irregularidades, explicó Abalos entonces.
Las dimisiones son un legado del mandato del polémico expresidente filipino, Rodrigo Duterte (2016-2022), quien abogó por «purgar» a políticos y policías que tuvieran vínculos con el tráfico de drogas, una de las aristas de la violenta «guerra contra las drogas» en Filipinas durante su mandato.