La activista iraní Narges Mohammadi, ganadora del Premio Nobel de la Paz 2023, fue detenida el viernes durante un acto en memoria del abogado Josrou Alikordi, fallecido en extrañas circunstancias. La noticia ha generado una ola de indignación global, especialmente tras las graves denuncias de su familia. Según la Fundación Narges Mohammadi, la detención fue extremadamente violenta, acompañada de «palizas, insultos y obscenidades».
La situación de Mohammadi y los otros 38 detenidos es alarmante. Su familia ha denunciado la falta de información crucial sobre su estado de salud, paradero y condiciones, sin que se les haya permitido el acceso a un abogado. La Fundación ha exigido acceso inmediato a atención médica, una investigación imparcial sobre las palizas y amenazas, y el cese de las «detenciones ilegales» contra activistas civiles y políticos.
La Fiscalía de Mashhad confirmó el arresto, acusando a los detenidos de «alteración del orden público» por corear «consignas contra el orden». Sin embargo, la comunidad internacional ha condenado enérgicamente el accionar del régimen. Figuras como la también Nobel iraní Shirin Ebadi, la venezolana María Corina Machado y el Departamento de Estado de EE. UU. han criticado la represión y la violencia contra quienes buscan la libertad y la dignidad.
Esta nueva detención pone de relieve la continua persecución contra Mohammadi, quien ha pasado la mayor parte de las últimas dos décadas en prisión por su defensa de los derechos de las mujeres y su lucha contra el estricto código de vestimenta. A pesar de los riesgos para su salud, la activista, condenada a una pena total de 31 años de cárcel, sigue siendo un símbolo de resistencia en Irán y un faro de la lucha universal contra los autoritarismos.