El parque o balneario Bachiller Guerrero es un lugar privilegiado localizado en pleno centro de la capital del municipio Simón Planas. A pesar de poseer una infraestructura tanto deportiva como recreacional, hoy por hoy representa un cementerio de recuerdos para quienes de manera nostálgica ven con asombro, como la municipalidad se muestra indiferente a la situación.
El parque realmente es un pulmón vegetal. Anderson Sandoval, dirigente social del municipio, destaca la necesidad de darle el mantenimiento y protección que incluya “la ornamentación ordenada y paisajística, que atraiga a propios y extraños”.
Reconoce que los únicos dolientes del lugar; en cuanto a su mantenimiento y conservación forestal son algunos vecinos, pero pionera es la organización conservacionista “Los Guardianes del Bosque”, agrupación abnegada, integrada por varios lugareños entre quienes están el ingeniero Jesús Herrera, Pedro Martínez; entre otros hombres y mujeres, quienes logran motorizar el apoyo tanto de entes públicos como privados.
Al recorrer el sitio puede observarse el marcado abandono de una cancha deportiva sin actividades, y Sandoval recalca la necesidad de construir un muro de gaviones en el borde de esta parte del río, adicionando la profundización para soportar las enormes crecidas y evitar inundaciones, que en algunos casos afectan a comunidades vecinas.
Una propuesta a considerar
En el parque se pudiese, junto con organizaciones de investigación científica de reconocida trayectoria internacional, colocar un observatorio de aves, con una serie de binoculares públicos, a fin de poder realizar visitas guidas con instituciones de educación básica, media y diversificada.
“Adecuar las instalaciones para darle mayor flujo de visitas, y así desarrollar áreas como: heladerías, pizzerías, parques infantiles y parque de ejercicios, son otras de las ideas que desde hace algún tiempo hemos concebido, para generar empleos directos e indirectos”, explicó Sandoval.
También insistió en la necesidad de colocar una adecuada señalización y determinar bien las caminerías y papeleras; ya que el abandono es tal que se han venido institucionalizando pequeños vertederos de basura por la carencia de una conciencia ciudadana hacia este patrimonio ambiental.
“Si poseemos el privilegio de gozar de este atrayente espacio, debe ser una norma instalar un vivero de plantas forestales y ornamentales, a objeto de que puedan servir a mejorar el entorno e incluso como mecanismo de autofinanciamiento de venta al público en general”.
Anderson Sandoval insiste en profundizar el arraigo con el sitio, “ya que de no hacerlo estaríamos progresivamente sometiendo al olvido al lugar que es cuerpo de nuestro río homónimo”.
Con información, texto y Fotos: José Luis Sotillo J.
