El príncipe Andrés, duque de York y hermano del rey Carlos III de Inglaterra, ha sacudido a la monarquía británica al anunciar este viernes su renuncia a todos sus títulos y honores reales. La decisión, comunicada a través del Palacio de Buckingham, busca evitar que las persistentes acusaciones en su contra sigan «distrayendo» el trabajo de la Familia Real, una estrategia que ya adoptó parcialmente hace cinco años al retirarse de la vida pública.
En una breve nota, el duque de York señaló que «Tras conversaciones con el Rey y mi familia inmediata y más amplia, hemos concluido que las continuas acusaciones contra mí distraen del trabajo de Su Majestad y la Familia Real». Esta declaración subraya la presión insostenible que los escándalos recientes han ejercido sobre la Corona, poniendo de manifiesto la intención de la Casa Real de proteger su imagen a toda costa.
Al referirse a las «acusaciones», el príncipe Andrés alude a la larga sombra que proyecta su relación con el magnate estadounidense y pedófilo convicto Jeffrey Epstein, así como a su supuesto vínculo con un espía chino, controversias que han mantenido al duque en el ojo del huracán mediático y judicial durante años. A pesar de la contundencia de las renuncias, el príncipe mantiene su postura de negación.
Finalmente, Andrés aseguró que «niega rotundamente» todas las acusaciones contra él y argumentó que su decisión prioriza su «deber» hacia su familia y su país, repitiendo el argumento de su retirada de la vida pública en 2019. Esta nueva medida radical marca un punto de inflexión en la historia reciente de la realeza, despojando al hijo de la difunta Reina Isabel II de las distinciones que le fueron conferidas.