Hasta nuestras oficinas de redacción, se acercó la educadora larense Massiel Arroyo, quien manifestó ser docente de la Unidad Educativa Nacional “Stella Cechini”, de Barquisimeto.
Expresó la visitante que “he querido venir a este medio de comunicación, a los efectos de solicitar respetuosamente se me haga el favor de dar a conocer públicamente la dramática situación familiar y hogareña por la cual estoy atravesando en este momento, junto con mis dos menores hijas”.
–Y lo hago –aseveró con voz quebrada— por cuanto, pese a todas las diligencias que he hecho, tal situación se me complica cada día más, y no veo otra salida que, como dije, hacer público este drama, para ver si algún organismo oficial se aboca a ello.
La mencionada ciudadana ofreció una extensa explicación sobre una serie de situaciones diversas, todas ellas “sumamente enojosas y desagradables”, las cuales resumiremos de la mejor manera posible.
Divorciada y con dos hijas
Comenzó por informar que ella es divorciada y tiene dos hijas menores, una de 11 años y otra de 13, las cuales están a su cargo.
Expresó que, luego de su divorcio, se fue a vivir, junto con sus dos hijas, a casa de su mamá, en una vivienda propiedad de ésta, ubicada en la carrera 2 con calle 11, manzana 18-20, barrio La Lucha, de Barquisimeto.
Apuntó que todo iba tranquilo allí, y que siempre se la llevó bien con su señora madre, quien cuenta en este momento con 68 años de edad.
Debido a ello, resolvió, con permiso de su mamá, por supuesto, construir una pequeña casa en el solar de la casa materna, que es bastante amplio, al lado de la casa de su señora madre.
Esta última casa, “en cuya construcción invertí prácticamente todos mis ahorros”, consta de dos habitaciones y dos baños, “y de una vez me fui a vivir allí con mi dos hijas”.
Agregó que, “de golpe y porrazo, en el año 2021, comenzaron los problemas”, porque “se apareció un hermano mío” que –dijo— empezó “a manipular a mi mamá, y ella, desde entonces, comenzó a exigirme que me fuera de allí, y, paralelamente, comenzó también a hacerme la vida imposible”.
Le cortaron el agua y la luz
–Es más, llegaron ambos al extremo de cortarme el aguay la luz, ya que yo las tomé de la aducción y del tendido eléctrico de mi mamá, porque, como le dije antes, entre ella y yo todo iba bien, hasta cuando se apareció el hermano mío.
La dama narró una hilera de situaciones impredecibles que se le han presentado a raíz de esta situación, en la cual incluyó “el secuestro durante 28 días por parte de ellos de una de mis menores hijas, alegando que yo dizque no la estaba criando bien, hija que me fue devuelta por intervención de las autoridades de menores”.
Posteriormente, dijo, no le quedó más remedio que irse de allí, “pues lo último que hicieron fue que me le pusieron un candado a la puerta de entrada de mi propia casa”.
–Además, también me tuve que ir porque ellos se valieron de todo, y lograron obtener un título supletorio que señala que mi casa supuestamente ahora es de ellos, cuando todo el vecindario allí sabe que yo fui quien levanté mi casa, e incluso tengo el respaldo del propio consejo comunal del barrio.
Ante una pregunta, dijo que ella no tramitó los papeles de su casa, “por la confianza y el acercamiento que había entre mi mamá y yo”.
–A lo que yo aspiro –dijo finalmente— es a que algún organismo público atienda mi llamado desesperado, a objeto de que se me solucione este grave problema que por el que estoy atravesando con mis dos menores hijas, pues ahora vivo arrimada en casa de algunos vecinos, o de algunos familiares.
Para cualquier comunicación con ella, expresó finalmente, se le puede llamar a los teléfonos: (0251) 4461556 ó (0426) 1313511.
Reinaldo Gómez