Francia está conmocionada con el macrojuicio que se celebra a la luz pública, contra un septuagenario que durante unos 10 años, sedaba a su esposa al borde del coma, para que tanto él, como otros 70 hombres, abusaran sexualmente de ella.
La agresiones ocurrieron entre 2011 y 2020 y todo se descubrió cuando en 2020 pillaron a Dominique Pelicot grabando por debajo de las faldas de varias mujeres en un centro comercial de Avignon, al sur de Francia. Desde enconces, comenzaron las investigaciones.
Tras un hallanamiento en la casa del hombre, la policía encontró en su computadora unas 20 mil fotos que evidenciaban abuso sexual. El acusado tenía fotos hasta de su propia hija desnuda y videos que confirman 92 violaciones a su esposa, hoy también septuagenaria.
Los responsables de la violación masiva
Hasta la fecha se ha identificado a unos 50 agresores, quienes están enfretando cargos en el macrojuicio. Se llegó a ellos rastreando los mensajes en línea mediante los cuales se «cuadraba» el acto y analiazando los videos encontrados. Tienen entre 22 y 74 años y se trata de trabajadores de clase media. Muchos tienen hijos y esposa.
Mientras Dominique Pelicot se declaró culpable desde el primer momento, otros acusados han negado los cargos de violación argumentando que tenían el permiso del marido y pensaron que eso era suficiente.
Otros afirmaron que creían que la víctima había aceptado ser drogada. Dominique aseguró a los jueces que todos sabían lo que sucedía.
A la mayoría se les acusa de haber violado a la mujer una vez. A unos cuantos se les acusa de volver hasta seis veces para violarla. Algunos de ellos tienen condenas anteriores por violencia doméstica, violación o prácticas pedófilas o zóofilas.
La investigación revela que Pelicot mezclaba somníferos en la comida y bebida para someter a su esposa a un estado de sumisión química de tal magnitud, que la violación masiva ocurría en su propia casa, en su propia cama, sin que ella pudiera recordar absolutamente nada. Los científicos explican que la mujer prácticamente caía en coma.
No lo hacía por dinero, sino por voyeurismo, explican las autoridades, detallando que Pelicot anunciaba las sesiones de violación colectiva a través de un sitio web de citas, el cual fue cerrado por la justicia en junio.
La reacción de la víctima
Cuando la policía mostró a la víctima algunas de las fotografías, ella se mostró profundamente conmocionada. Ella y Dominique estaban juntos desde los 18 años y lo describió a la policía como una persona cariñosa y considerada.
Era electricista de formación, empresario y ciclista ávido. Una de sus hijas lo describía como un padre cálido. Ahora ella, con base a lo ocurrido, ha escrito un libro e iniciado un movimiento para alertar sobre la sedación química.
Sin embargo, en el contexo de la investigación y mediante pruebas de ADN, a Pelicot ahora se le culpa del asesinato de una mujer de 23 años, en 1991 y por una tentativa de violación de otra de 19 años, en 1999.
Gisselle, que se ha divorciado y retirado el apellido de quien fuera su eposo por 50 años y padre de sus tres hijos, ahora entiende la causa de las lagunas mentales y el cansancio extremo que empezó a padecer desde hacía varios años.
Fue ella misma quien, aún consciente de la exposición a la que estaría sometida y de la humillación que dice sentir, pidió que el juicio fuera público, «porque la verguenza tiene que estar en el lado de los violadres», dijo la mujer de 72 años.
El macrojuicio se prolongará hasta el 20 de diciembre. Los acusados se enfrentan a penas por violación con agravantes de hasta 20 años de prisión.
Su abogada espera que el juicio de Aviñón llame la atención sobre el uso de drogas para aprovecharse de las mujeres, y también arroje luz sobre el amplio perfil de los depredadores.
Asimismo, defensores de los derechos de las mujeres y también juristas, acusan la necesidad de modificar las leyes francesas que, ante eventos como este, revela que no es lo suficientemente precisa para señalar la violación sexual.
