Las acciones de Tesla Inc., empresa comandada por Elon Musk, han perdido casi una quinta parte de su valor en menos de dos semanas ante la creciente preocupación de que la demanda de vehículos eléctricos (EV) esté empezando a debilitarse.
La liquidación comenzó a principios de este mes, cuando el gigante de los vehículos eléctricos redujo sus expectativas de crecimiento durante la presentación de resultados del tercer trimestre. A ello siguieron comentarios desalentadores de varios fabricantes de automóviles de todo el mundo, así como de analistas de Wall Street.
Esta semana, el fabricante de baterías Panasonic Holdings Corp. y el fabricante de chips ON Semiconductor Corp. también hicieron sonar las alarmas en el sector de los vehículos eléctricos.
Las advertencias han pesado sobre las acciones del sector automovilístico estadounidense, que también ha estado luchando en extensas negociaciones salariales con sus sindicatos. Con todo, destaca el descenso de Tesla: sus acciones se han hundido más de un 17% desde el informe del 18 de octubre, en comparación con una caída del 2,8% en el índice S&P 500 y del 3,4% en el Nasdaq 100. El retroceso de las acciones del fabricante de vehículos eléctricos ha borrado unos USD 130 mil millones de la capitalización bursátil de la empresa.
“En el centro del problema se encuentra un sector intensivo en capital que invierte en estrategias de VE no probadas en un mundo de costes crecientes, precios más bajos, tipos al alza y una demanda más lenta”, escribió el martes Adam Jonas, analista de Morgan Stanley, en una nota en la que analizaba la debilidad general del sector.
“Lo que los inversores parecen estar despertando hoy es la idea de que las decenas de miles de millones de dólares invertidos en VE pueden ser destructivas de valor en lugar de aumentar el valor”, agregó.
Las perspectivas para el sector automovilístico en general se han ido ensombreciendo a medida que los elevados tipos de interés han disparado el costo de poseer un auto. Si a esto se añade el aumento de la inflación, la capacidad de los consumidores para permitirse grandes compras se ha visto mermada. Los vehículos eléctricos, una tecnología relativamente nueva con un ecosistema de recarga poco desarrollado, son los primeros en sufrir las consecuencias.
Como fabricante de EV con una valoración desorbitada, Tesla se juega mucho. Aunque una parte de su elevado precio refleja su potencial para desarrollar coches autoconducidos, otra gran parte depende de la capacidad de la empresa para mantener su actual posición dominante en el sector de los vehículos eléctricos y sus márgenes de beneficio.
A medida que la demanda de vehículos eléctricos disminuye y los agresivos recortes de precios de Tesla parecen perder su capacidad de impulsar la demanda mucho más, los inversores empiezan a inquietarse, lo que se refleja en la fuerte caída del precio de la acción.
Aun así, la acción protagonizó un fuerte rebote hacia el mediodía en Nueva York después de que la compañía convenciera a un jurado de que su tecnología Autopilot no era responsable de un accidente en el que murió un conductor de California hace cuatro años. Las acciones cerraron el martes con una subida del 1,8%, a USD 200,84.