La ausencia de las madres en los hogares por razones labores o demás responsabilidades que la obliguen a estar fuera de su vivienda, conllevó a que los niños estuvieran en mayor riesgo de ser abusados sexualmente, así lo señala el coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia en Lara (OVV), Carlos Meléndez.
En declaraciones para El Informador Venezuela, dijo que las progenitoras se han visto obligadas a salir del hogar que comparten con sus hijos, por lo que estos quedan al cuidado de familiares, amigos o vecinos, que en los peores escenarios agreden a los pequeños, siendo esta una de las principales causas por las que el abuso sexual se ha incrementado en la región.
“Cuando mamá se ausenta mayor posibilidad hay de un abuso sexual” dijo Meléndez y resaltó que ante la ausencia paterna por abandono o migración, aunado a las ocupaciones fuera de casa, los niños pueden quedar a merced de depredadores, que en su mayoría conforman el núcleo familiar o son personas cercanas.
Entre otros factores que inciden directamente en este tipo de violencia, mencionó los cambios en la estructura familiar venezolana, que al ser impactada por la migración impuso una reproducción en dicho delito, «ante la ausencia de la madre, el padre o ambos, y quedando bajo el cuido de terceros«.
Señaló, que la impunidad por parte del Estado termina de derribar ‘el muro de contención’, debido a que no hay garantías de un castigo o una investigación, sino que por el contrario, “re-victimizan a la víctima”, responsabilizando a los progenitores del afectado o culpando a los padres del victimario de “criar a un monstruo”.
Meléndez resaltó que la pandemia trajo como consecuencia un aumento de los casos de abuso infantil, debido a que el niño al ser sacado de las aulas de clases por la Covid-19 – lugares que funcionan como los primeros centros de detección – , provocó que quedaran en contacto continuo con su agresor, por lo que los abusos podían ser más constantes.
Señaló que en Venezuela y en Latinoamérica el perfil de los victimarios son hombres, con edades comprendidas entre 19 y 35 años de edad, en su mayoría provenientes de sectores populares, que al estar en condiciones de pobreza pudieron estar en contacto con hechos delictivos y pueden sentirse tentados a replicarlos.
Naikarys Cordero