El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió de que es preciso estar preparados para que la guerra en Ucrania dure posiblemente «años», según dijo en una entrevista a la edición dominical del diario alemán «Bild».
Aunque los costes para Europa sean altos, señaló en referencia a la subida de precios de energía y el apoyo militar a Kiev, sería todavía más «caro» dejar que Rusia saque la lección de que puede seguir por el mismo camino, igual que tras la anexión de Crimea en 2014.
Stoltenberg admitió que la lucha por el Donbás adquiere por parte de Rusia un cariz cada vez más «brutal», pero indicó que los soldados ucranianos luchan con «valor» y que «con más armas modernas» aumenta la posibilidad de que puedan expulsar al enemigo también del este del país.
Aún así, dejó claro que los aliados no enviarán a sus propios soldados a combatir en la guerra para evitar convertirse en parte del conflicto.
Preguntado por la posibilidad de una guerra nuclear, el secretario general de la OTAN señaló que la alianza no ha detectado un mayor nivel de alerta en este ámbito de las fuerzas armadas rusas, pero calificó de «peligroso» el «ruido de sables» del Kremlin.
«Putin debe saber que una guerra nuclear no se puede ganar y que no debe estallar nunca,» subrayó.
En referencia al nuevo documento estratégico que será adoptado por la alianza atlántica en la próxima cumbre de Madrid, Stoltenberg destacó que en él se declarará que Rusia «es una amena para nuestra seguridad, paz y estabilidad».
China también figurará en esta nueva declaración estratégica, ya que su auge «es un reto para nuestros intereses, nuestros valores y nuestra seguridad,» aseguró el secretario general de la OTAN.
Con respecto a la adhesión de Suecia y de Finlandia indicó que no reforzaría sólo a esos dos países, sino a la alianza en su conjunto, pero se mostró comprensivo con Turquía, que por el momento ha vetado el proceso.
Así, subrayó la importancia estratégica de contar con Turquía como socio en la alianza y aseveró que «ningún país de la OTAN ha sufrido tanto por el terrorismo», en referencia a la acción del grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), clasificado como terrorista en la Unión Europea (UE).
«Tomamos en serio los reparos de Turquía y hacemos todo lo posible por hacerlos desaparecer», aseguró.
Suecia y Finlandia han concedido tradicionalmente asilo a activistas por los derechos kurdos a los que Turquía califica de terroristas y son reacios a vender armas a Ankara después de que ésta invadiera el norte de Siria en 2018.