Mientras una multitud de personas coreaba “Larga vida al rey” y “Constantino, Constantino”, el ataúd que llevaba el cuerpo del último monarca de Grecia salió de la catedral metropolitana de Atenas el lunes 16 de enero luego de un funeral al que asistieron miembros de la realeza de distintas naciones de Europa.
La esposa de Constantino, Ana María, hermana de la reina Margarita II de Dinamarca, y su hijo mayor, Pavlos, iban al frente de la procesión fúnebre. El ataúd, envuelto con la bandera griega, fue colocado en una carroza para el viaje a Tatoi, una finca real al norte de Atenas donde Constantino, que murió a los 82 años de edad, iba a ser enterrado cerca de sus padres y ancestros.
Tatoi, que alguna vez fue un sitio boscoso popular entre los atenienses para realizar picnics y caminatas entre la naturaleza, fue devastado por un incendio forestal hace dos años y desde entonces ha permanecido en su mayor parte ennegrecido y abandonado. Los equipos de limpieza trabajaron arduamente desde la muerte de Constantino la semana pasada para que el sitio estuviera listo para el funeral del lunes.
La monarquía griega se abolió de forma definitiva en un referendo en 1974. Constantino, una figura controversial durante una época turbulenta en la historia griega, pasó décadas en el exilio. Vivió principalmente en Londres antes de regresar a su país de origen, donde pasó sus últimos años.
“Por la gracia de Dios, exhalaste tu último aliento en nuestro país, que siempre amaste por encima de todo a lo largo de tu vida”, dijo Pavlos en una eulogía a su padre Los hijos y nietos de Constantino, señaló Pavlos, “están listos, como siempre lo habían estado, para ofrecerle a Grecia lo que sea que nos pida”.
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