En un emotivo y apasionado discurso, la licenciada Aura Elisa Parra aseveró que, como periodistas de convicción, “no nos conformamos, ni nos conformaremos jamás, con ver el ataúd de la libertad ante nuestros ojos pasar”.
La licenciada Parra, una de las periodistas más laureadas del Estado Lara, dejó escuchar tal apreciación al pronunciar el discurso de orden en el acto central del Día del Periodista en el Estado Lara, precisamente en la Plaza Lara de Barquisimeto, ante un buen número de comunicadores sociales de la localidad, en lo que fue el acto central de la celebración de tal fecha en esta entidad federal, y como parte de la programación elaborada por la junta directiva del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), Seccional Lara, cuya secretaria general encargada es la colega Lesbia Aguilera.
-Un ave no deja de ser ave por que le mutilen las alas –recalcó la oradora en sus palabras–, y un periodista no deja de ser periodista aun cuando se le encadene, porque su compromiso con la libertad y con la verdad palpita en su conciencia, espacio sagrado que no puede ser cercenado, porque allí grita la voz de su vocación.
Los más caros principios
Y prosiguió:
–Hoy, Día Nacional del Periodista, es una fecha que nos congrega a todos en torno a una reflexión profunda sobre el elevado costo que exige el ser defensores de los más caros principios de la humanidad: La libertad y la verdad, por lo que preferimos que nuestro cuerpo esté tras las rejas, antes que hipotecar el pensamiento crítico que se instaló en cada una de nuestras células cuando decidimos ser periodistas, porque nuestra convicción no nos permite ser esclavos alegres, frase, por cierto, del filósofo Diógenes de Sinope, que nos llega como un eco desde la antigua Grecia, para recordarnos que ¡No…! No nos conformamos, ni nos conformaremos jamás, con ver el ataúd de la libertad ante nuestros ojos pasar.
–En este día tan especial, cuando, con justa razón, muchos opinan que no tenemos motivo para celebrar, propongo que, junto al repudio por la injusta cárcel que viven en este momento 16 colegas en Venezuela sólo por ejercer dignamente la profesión, expresemos nuestro inmenso orgullo por su actitud ética y comprometida con el ejercicio profesional, porque demostraron que un verdadero periodista no se doblega frente a la mentira, y prefiere seguir siendo periodista.
–Encarcelado, sí, pero con su pensamiento libre, como el ave que sigue siendo ave, aún sin las alas para volar.
“Por la libertad de nuestros colegas…”
–En este momento en que alzo mi voz en representación de nuestro gremio, me permito hacer un llamado a la sociedad civil del Estado Lara a unirse a sus periodistas para exigir, con el ímpetu de la justicia, la liberación de nuestros colegas, quienes han ejercido su labor con denodada vocación y pasión, y tienen derecho a seguir prestando este servicio público llamado periodismo, a través del cual fortalecen el derecho humano a la información.
Luego de algunas consideraciones, la disertante expresó más adelante:
–Gracias al Colegio Nacional de Periodistas, Seccional Lara, porque sus directivos han demostrado que darse por vencidos es una idea impensable cuando se trata de impulsar al gremio con nuevas propuestas, orientadas a nuestra permanente actualización académica, para avanzar por la senda de la excelencia; a congregarnos para analizar nuestro desempeño profesional, y a retomar el rumbo, si es preciso, pero también porque ha valorado la importancia de compartir con solidaridad y como seres humanos a quienes nos integra una mima pasión.
–Gracias, Lesbia Aguilera, por tu entrega y dedicación, y a quienes, desde la junta directiva, te han apoyado en estos años de incesante lucha. Testigos somos todos de tu dedicación incondicional.
El verbo “agradecer”
–Hoy, cuando tengo el privilegio de usar el don más maravilloso que nos ha sido concedido: La palabra, para dirigirles este mensaje, quiero escribir con letras mayúsculas y entre signos de admiración el verbo “agradecer”, y conjugarlo para reconocer a nuestros maestros, esos periodistas que, con su ética, su mística de trabajo, su amor por la profesión y su vocación a toda prueba, nos demostraron que, cuando nos decidimos por el periodismo, escogimos algo más que una profesión: Escogimos una forma de vivir.
Un lugar especial
–En ese lugar único en que habitan mis recuerdos y mi eterno agradecimiento, siempre habrá un lugar especial para Hugo Boscán, Pacífico Sánchez, Reinaldo Gómez, Rafael Castillo (“Castillito”), Luis Rodríguez Moreno, José Ángel Ocanto, Julio César Caripá, Simón de Jesús Linares, Armando Cuello, Ramón Rivas Sáez, y para tantos otros hombres y mujeres del periodismo, cuya vida fue como un libro en el que cada una de sus actuaciones profesionales se convirtió en una lección caracterizada por la ética y la pasión que me enseñaron a andar, con paso firme, por el camino del periodismo… A ustedes, ¡Infinitas gracias!
A las nuevas generaciones
Un poco más adelante, la distinguida colega expresó:
–Una palabra especial deseo enviar a las nuevas generaciones, a los periodistas que, tal vez con algo de miedo y con mucha emoción, comienzan a desenvolverse en este desafiante y maravilloso mundo: Los animo a vivir con intensidad esta profesión, que los convertirá en seres únicos; sí, únicos, porque en un periodista convergen la sensibilidad del artista, la fuerza del juez, la acuciosidad del detective, el humanismo del sicólogo, la paciencia de un santo, y, sobre todo, la grandeza del ser humano que sabe amar al prójimo a través de la solidaridad y el respeto.
Como un gremio sólido
-Los invito a que, juntos, como un gremio sólido, continuemos enalteciendo con renovadas fuerzas la indispensable misión de esta noble profesión: El periodismo, para la que nacimos el día que sentimos el llamado de la vocación, y en el que permaneceremos vivos para siempre, porque la impronta de un periodista queda marcada en las páginas que recogen el pasado, fuente nutricia para explicar el presente, y proyectar el futuro de las naciones libres.
Finalmente, concluyó:
–Por lo tanto, colegas, que siempre –y a pesar de las circunstancias— resuene en nuestro corazón y en nuestra conciencia el grito nunca acallado de la verdad, que, con toda su potencia, nos inspire a expresar de viva voz: ¡Viva la libertad de expresión…! ¡Viva el periodismo…!
Muchas gracias… (RG).
