Se apagó una estrella del firmamento artístico venezolano. El primer actor Julio Alcázar, figura inolvidable de nuestras telenovelas, del teatro serio y del cine con sello criollo, falleció el pasado 2 de agosto a los 82 años, dejando un vacío inmenso en la cultura nacional. La noticia fue confirmada por el alcalde de Chacao, Gustavo Duque, quien expresó su pesar en redes sociales, donde los mensajes de cariño no han dejado de multiplicarse.
Aunque aún no se ha informado oficialmente la causa de su muerte, lo cierto es que Julio Alcázar deja una huella imborrable en generaciones que crecieron con su rostro en la pantalla y su voz en los escenarios. Fue más que un actor: fue maestro, mentor, y símbolo de una Venezuela que vibraba con cada escena.
De Galicia al alma venezolana
Nacido en La Coruña, España, pero venezolano de corazón, Julio Alcázar –cuyo nombre real era Julio Manuel García Bastida– llegó al país en los años 50 siendo apenas un niño. Se crió entre las calles de Caracas, donde descubrió su amor por las tablas desde temprana edad. A los 17 ya estaba actuando y desde entonces no paró. Su primera obra fue La casa de la troya, montada en la Hermandad Gallega, y desde allí comenzó una carrera de más de cinco décadas, intensa, sólida y llena de aplausos.
Con el Grupo de Teatro Rosalía de Castro como trinchera, Alcázar se convirtió en uno de los nombres más respetados del teatro venezolano. Su versatilidad lo llevó a interpretar desde comedias hasta dramas existenciales, y a trabajar con verdaderos titanes como Carlos Giménez, Ugo Ulive y César Bolívar. Obras como Muy alto, muy rubio y muy muerto o La corbata le permitieron explorar todos los matices de la actuación con una entrega admirable.
Galán de telenovela… y de la vida
Pero si algo lo volvió rostro familiar para millones de venezolanos fue su paso por la televisión. ¿Quién no suspiró con el arquitecto Francisco Urdaneta en Las Amazonas? ¿Quién no lo recuerda junto a Alba Roversi, Hilda Abrahamz o Lila Morillo en dramas que marcaron época? Ka Ina, Morena Clara, Quirpa de tres mujeres, Estefanía, Sabor a ti… la lista es larga y gloriosa.
En el exterior también dejó su marca: Gata Salvaje, Marielena, Pobre Diabla… Julio Alcázar fue uno de los primeros actores venezolanos en conquistar audiencias internacionales, sin escándalos ni alardes, solo con talento y profesionalismo.
En sus últimos años, Alcázar se dedicó con pasión a la formación de nuevos actores. Desde 2009 impartió talleres de actuación para teatro, cine y televisión, transmitiendo su experiencia con una humildad que lo hacía aún más grande. Su legado no solo se mide por los aplausos que recibió, sino por los aplausos que ayudó a provocar en otros.
Reconocido y querido
Entre los múltiples premios que recibió se cuentan los de la ACRIM y la ACCA de Miami, pero su mayor reconocimiento siempre fue el cariño del público. Gente de todas las edades lamenta hoy su partida. La actriz Viviana Gibelli escribió: “Siempre estarás en el corazón de quienes tuvimos el honor de trabajar contigo y disfrutar tu amistad”.
Todavía no se han dado a conocer los actos fúnebres, pero su despedida ya comenzó en el alma del país. Julio Alcázar fue de esos artistas que no necesitan presentación ni despedida. Se queda con nosotros en todas las escenas que marcaron nuestras vidas.
Desde Verais Magazine, nos unimos al duelo por su partida y celebramos la vida de un hombre que supo ganarse el título de primer actor con el sudor del escenario y la verdad de su arte.
Hasta siempre, Julio. Qué honor haberte visto actuar.
