Ni la lluvia que desde tempranas horas cayó en Sarare, capital del municipio Simón Planas, pudo contener el derecho a salir a protestar pacíficamente y hacer valer sus derechos constitucionales.
Ni las coacciones frenaron a que representantes educativos y diversos gremios, hicieran sentir su voz de descontento, por los míseros salarios que devengan, a pesar de ser parte fundamental en la educación de un país.
Representantes de Sinafum, SuteLara, jubilados, personal administrativo e incluso una nutrida presencia de trabajadores del sector salud; concretamente del hospital Dr. Armando Velázquez Mago, dejaron mostrar sus opiniones en cuanto a las condiciones en que cada día les toca laborar”.
Al respecto Gladys Mendoza, en representación de Sinafum, manifestó que apoya el reclamo de reivindicación salarial y rechazó las “amenazas” a los colegas para que no asistieran a la jornada de protesta.
José Ramón López, en representación del personal “desincorporados”, acusó que muchos docentes tienen que caminar largos trayectos para llegar a sus centros de trabajo y de paso son amenazados con “levantarles actas”, en un municipio donde la mayoría de las escuelas son rurales y no poseen servicios de transporte.
Con un marcado discurso muy arraigado, y aplaudido por sus colegas, la profesora jubilada Milagros Arteaga relató el calvario de penas que hoy padecen y el deterioro progresivo de las condiciones de vida.
Dijo que han tenido que despedir a sus hijos a otras latitudes después de años de grandes esfuerzos; tener que ser costureras, salir a vender arepas, es para colmo sentirse como desplazados.
Xiomara Herrera, representante de SuteLara, recalcó las comparaciones salariales de como un docente 1 devengan un salario de solo 150 bolívares y de paso con un contrato colectivo vencido desde hace dos años.
Al finalizar la protesta los concurrentes quedaron en asistir nuevamente toda esta semana a una escalada mayor de protestas, hasta ver materializada sus aspiraciones en nombre de todos los trabajadores públicos.
Con Datos y fotos cortesía: José Luis Sotillo J.