Frente a las aguas turquesas de la bahía de Palma, bajo un cielo que alternaba nubes y luz, el Rey Felipe VI volvió a ser protagonista de uno de los eventos más emblemáticos del calendario náutico internacional: la 43ª edición de la Copa del Rey de Vela. Pero no fue sólo su presencia la que acaparó miradas, sino su entrega al timón del Aifos, el velero con el que desde hace años el monarca demuestra no solo su amor por el mar, sino también su habilidad como navegante.
El Rey, enfundado en su ya característico uniforme blanco con el escudo del Aifos, apareció sereno y concentrado en la cubierta. El velero, identificado con el número 09, cortaba las olas con precisión mientras Felipe VI guiaba a su tripulación en una jornada de regata marcada por la competitividad y el respeto mutuo entre contrincantes.
Las imágenes de Jaime Reina para AFP lo dicen todo: un rey al timón, rostro atento, cuerpo en tensión controlada, mientras las velas negras del Aifos se inflaban bajo el viento balear. A su alrededor, embarcaciones como las del equipo Mapfre daban batalla, completando una estampa digna de postal. Pero el Aifos, como en otras ediciones, se mantuvo entre los veleros más destacados de la jornada.
Una tradición que navega
Desde que era Príncipe de Asturias, el hoy monarca ha sido parte activa de esta cita deportiva que combina la elegancia de la monarquía con la intensidad del deporte náutico. La regata, organizada por el Real Club Náutico de Palma, ha visto a Felipe VI crecer como regatista, compartiendo cubierta con profesionales de la vela y formando parte de una tradición que ya trasciende lo simbólico: es, también, un gesto de cercanía con la ciudadanía.
Cada verano, Mallorca se convierte en punto de encuentro para la aristocracia del mar y la sociedad civil. La presencia del rey en esta edición no solo reafirma su pasión, sino también su compromiso con la continuidad de uno de los eventos deportivos más prestigiosos del Mediterráneo.
A las 11:21 de la mañana del 30 de julio, las redes sociales oficiales de la Casa Real publicaban una instantánea del monarca al timón, acompañada de un mensaje sobrio pero significativo. Las reacciones no se hicieron esperar: elogios por su dedicación, comentarios sobre la elegancia del Aifos y, sobre todo, un reconocimiento tácito a un rey que, en pleno siglo XXI, elige compartir pasiones desde el mar.
Fotos: AFP News
