Para este domingo en Honduras están convocados alrededor de seis millones de hondureños –más otros 500.000 desde el exterior– quienes están habilitados para elegir además de al nuevo presidente, la configuración del Congreso, y cerca de 300 alcaldías, así como los veinte escaños que el país dispone en el Parlamento Centroamericano.
Estas elecciones generales están marcadas, en esta ocasión, por las acusaciones de fraude electoral que se han estado lanzando durante la agitada campaña tres de los cinco candidatos con aspiraciones reales para asumir el mando en un país históricamente golpeado por la corrupción y el narcotráfico.
Las acusaciones de fraude electoral que se han venido lanzando los candidatos han elevado la tensión y existe el temor de que alguno de ellos acabe por no reconocer los resultados de unas elecciones que pueden estar en riesgo, según han alertado organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) o la misión de observación electoral de la Unión Europea.
Trump agitó el más que manido fantasma del comunismo para alertar de los supuestos riesgos que corre la democracia en Honduras si el electorado se decanta por la candidata del oficialismo, Rixi Moncada, o por Salvador Nasralla, un viejo aspirante con una larga carrera en la televisión de su país y que finalmente logró el respaldo del Partido Liberal, más por pragmatismo que por convencimiento.
Con Xiomara Castro, Honduras tuvo el reto de sacudirse el estigma de narcoestado tras doce años de mandato de Juan Orlando Hernández, quien puso fin a este ignominioso periodo saliendo esposado de pies y manos de su casa en la capital, Tegucigalpa, reclamado por la Justicia de Estados Unidos, donde cumple prisión por narcotráfico.
El vencedor de estas elecciones tendrá que hacer frente a los profundos problemas estructurales que arrastra el país desde hace décadas, con unas altas tasas de pobreza y con instituciones deslegitimadas tras años de alternancia en el poder de los dos mismos partidos y la lacra del narcotráfico que ha ensuciado todo.
Europa Press